Estos tiempos parecen ser momentos de asumir pasadas culpas exorcizando los viejos demonios que dañan a algunas instituciones. Esto es aún más válido cuando de aniversarios redondos se trata. La Iglesia Anglicana pide disculpas por no haber comprendido en toda su magnitud a Darwin, a 200 años de su nacimiento. "La Iglesia de Inglaterra te debe una disculpa por malinterpretarte y por, además de tener una reacción equivocada, haber animado a otros a no comprenderte", reza la declaración hecha por la Dirección de Misión y Asuntos Públicos anglicana (1) en 2008. Por su parte la Iglesia Católica en 1992 revisó algunos "errores e incomprensiones" trágicos del proceso y posterior castigo al que fue sometido Galileo Galilei por la Inquisición, en 1633, a causa de su defensa del sistema copernicano.
Tanta demora para la llegada del perdón y el arrepentimiento después de transcurridos auténticos tiempos bíblicos, desde aquellos episodios a la fecha, parece una metáfora más que acertada para describir estos hechos. Sin embargo, la cuestión es más compleja. En el caso de Galileo, destacados investigadores de su vida y obra (Máximo Bucciantini, Annibale Fantoli, Antonio Beltrán Marí, James Reston y el argentino Guillermo Boido, entre otros) se han mostrado bastante críticos y escépticos tanto de las motivaciones como de los resultados concretos del informe que la comisión pontificia, encabezada por el cardenal Paul Paupard, siguiendo instrucciones de Juan Pablo II, hizo en 1992. Por otra parte hay otros nombres vedados a ingresar al panteón de los perdonados.
Tal es el caso de Giordano Bruno (1548-1600). Este fraile dominico, hombre multifacético (especialista en mnemotecnia, poeta, dramaturgo, mago, filósofo, cosmólogo) le tocó en suerte vivir en una época marcada a fuego por la intolerancia. El Concilio de Trento, que sesionó entre 1545 y 1563, estableció rígidas pautas respecto de lo que la Iglesia Católica consideraba verdadero y adecuado. Se consideró a la Vulgata (la Biblia traducida al latín) como única y auténtica fuente de sabiduría y salvación en conjunto con las obras de los Padres de la Iglesia. Cualquier interpretación que no fuera la oficialmente establecida por la Iglesia era considerada lesiva para sus intereses, los que por cierto estaban jaqueados por la aparición del protestantismo de Lutero. Como afirmaba crudamente Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, "en el juicio de las cosas agibles la diversidad, cuando es posible, se evite, que suele ser madre de la discordia".
Fieles guardianes del dogma, los jesuitas fueron la auténtica fuerza de choque de la contrarreforma. Cualquier atisbo que contradijera lo establecido por Roma fue perseguido. En el terreno de la astronomía y cosmología, el margen para la diversidad era escaso pues también fue claro el mensaje de los seguidores de Loyola: "En lógica, filosofía natural, filosofía moral y metafísica, se seguirá la doctrina de Aristóteles? a menos que ésta sea contraria a la enseñanza o si su opinión es contraria a la fe católica". Y el modelo de Copérnico, que sacó de su lugar excepcional a la Tierra como centro del Universo, tal como enseñaba la antigua astronomía de Ptolomeo, o la suposición de la existencia real de un universo infinito, con infinitos soles e infinitos planetas, como proponía Bruno, eran concepciones claramente vistas por la jerarquía católica como enemigas de la fe. Y se actuó en consecuencia. La Inquisición contaba con herramientas poderosas para trocar voluntades en las mazmorras. Detengámonos en una de ellas, el strivaletto o brodequins: cuatro planchas de gruesa madera atadas a los tobillos por medio de cuerdas.
El monje inquisidor introducía cuñas de madera entre planchas y tobillos, a martillazos. Si el reo se obcecaba en su herejía se podían poner hasta un máximo de ocho cuñas antes de que le estallaran los huesos del tobillo (2). Esta y otras variedades de tortura estaban a disposición de los inquisidores en la cárcel de Castel Sant´Ángelo en Roma, en donde Bruno estuvo prisionero entre 1593 y 1600 acusado de herejía. Bruno no se retractó y fue quemado en la hoguera en febrero de 1600 en Campo dei Fiore, Roma. Camino al cadalso le fue perforada la lengua con un perno, atornillado a sus mejillas, para que el prisionero no gritara. Un sitio web del Estado Vaticano resume brevemente los acontecimientos: "El caso humano de Giordano Bruno se concluyó con el proceso romano (1593-1600) y con la sentencia de herejía reconocida, la cual, al perdurar su extrema y resuelta defensa de su inocencia, se convirtió en la aplicación de la pena capital que se ejecutó en Campo dei Fiori el 17 de febrero de 1600.
En una de las últimas declaraciones que precedieron a la sentencia (quizá de abril de 1599), el dominico fue interrogado por los jueces del Sant´Offizio sobre su concepción cosmogónica, propugnada sobre todo en La cena delle ceneri, y en el De l´infinito universo et mondi. Él entonces sostuvo sus teorías y las defendió diciendo que tenían base científica y que no eran en absoluto contrarias a las divinas Escrituras" (3). El fuego resolvió la controversia. El impulsor de su proceso fue el cardenal jesuita Roberto Bellarmino (quien también participó del primer juicio y amonestación a Galileo en 1616), apodado el "martillo de los herejes" y principal teólogo del papado, y que fue designado posteriormente por Pío XI beato en 1923, santo en 1930 y elevado a la dignidad de doctor de la Iglesia en 1931.
Curiosas son las historias de los personajes de la historia: a algunos le son reservados el fuego, a otro el bronce. Aunque en el medio hayan inocentes y culpables, disculpas, arrepentimientos y perdones.
(1) (www.telegraph.co.uk/news/newstopics/religion/2910447/Charles-Darwin-to-receive-apology-from-the-Church-of-England-for-rejecting-evolution.html http://www.telegraph.co.uk/news/newstopics/religion/2910447/Charles-Darwin-to-receive-apology-from-the-Church-of-England-for-rejecting-evolution.html).
(2) M. White: Giordano Bruno, Ediciones B, Buenos Aires, 2002.
(3) http://asv.vatican.va/home_it.htm
VLADIMIR L. CARES (*)
Especial para "Río Negro"(*) Ingeniero. Coordinador Profesorado de Educación en Tecnología
Facultad de Ingeniería - UNC