Lunes 02 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 37 > Cultura y Espectaculos
Un relato autobiográfico ilumina las obsesiones de Ballard

El escritor J. G. Ballard aborda en "Milagros de vida" un relato autobiográfico que comienza en la Shanghai de la época colonial y prosigue en Inglaterra -desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días-, donde deja en evidencia la génesis de sus obsesiones, presentes siempre en su escritura.

Considerado uno de los autores más representativos de la modernidad, Ballard nació en 1930 en Shanghai, cuando ésta era una ciudad cosmopolita bajo el dominio de delegaciones provenientes de Gran Bretaña y otros imperios como Francia y Alemania.

De vivir en una casa inmensa rodeado de criados nativos, el escritor pasó a ser encerrado junto a su familia en el campo de concentración de Lunghua. Allí vivirían dos años hasta el fin de la guerra, en 1945.

Un período en el que el escritor se detiene para recordar en profundidad su infancia, criado en medio de una elite que pensaba en la superioridad del imperio británico hasta la ocupación de China por parte del ejército japonés en 1937, y las consecuencias del posterior bombardeo de Pearl Harbour.

La entrada en la Segunda Guerra Mundial de Japón y EE. UU. modificó la inconsciencia y felicidad de esos días, en los que el dolor era algo extraño y lejano. Su traumático paso por el campo de concentración fue una experiencia trasladada a "El imperio del sol", novela llevada al cine por Steven Spielberg.

Esta primera parte del libro, publicado por Sudamericana, coincide con el fin de la guerra y el viaje de Ballard a Inglaterra, donde inicia una búsqueda que lo lleva por caminos disímiles en su vocación literaria: estudiar medicina en Cambridge o su ida a Canadá con el objetivo de convertirse en piloto del ejército británico.

Con lenguaje llano, Ballard describe la impresión de esos años de decadencia del imperio británico bajo el tamiz de una memoria personal que no es la primera vez que se cuela en sus escritos. El caso de "La bondad de las mujeres", que aunque en clave ficcional pone al descubierto el entramado de sus emociones vitales, y "El imperio del sol", sobre su infancia en China.

El título del libro, "Milagros de vida", alude -como el mismo Ballard apunta en alguna de sus páginas- a sus hijos, Fay, Bea y Jim. El escritor se da maña para escribir y dedicarse a criarlos luego de la temprana muerte de su mujer, Mary Matthews.

El trasfondo de los años ´60 está siempre presente en la obra de este escritor y en sus textos se adivina el lado oscuro de una década de profundas transformaciones y experiencias al límite. Una época que sirve de aliciente para Ballard, enemigo de todo disciplinamiento social y que como padre amoroso ocupado de sacar adelante a sus tres hijos fue capaz de ordenar diariamente el caos y combinar el "swinging London" y el five o´ clock.

Fue en esos años cuando revolucionó la ciencia ficción con historias ubicadas en un futuro cercano, en escenarios desoladores como playas desiertas, edificios abandonados, comunidades cerradas o siniestras autopistas. Metáforas literarias para anticipar una realidad social cada vez más violenta.

En el libro, el autor de "Crash", obra que también fue llevada al cine por David Cronenberg en 1996, enhebra entre sus recuerdos el transcurrir del género de ciencia ficción de las últimas décadas, un análisis personal alejado de cualquier academicismo.

Entre sus obras figuran "La exhibición de atrocidades", "Crash", "La isla de cemento", "Rascacielos", "El mundo sumergido", "La sequía", "Playa Terminal", "Aparato de vuelo rasante", "Noches de cocaína", "Vermilion Sands", "Milenio negro", "Hola, América", "Compañía de sueños ilimitada" y "Las voces del tiempo".

Al final Ballard hace una confesión: padece un cáncer de próstata en estado avanzado, por lo que este libro se publicó en Europa como una especie de testamento literario. Pero en la reciente feria de Frankfurt su agente, Margaret Hanbury, anticipó que el escritor prepara un nuevo título en el que, sin eufemismos, reflexiona sobre su enfermedad. (Télam)

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