He aquí un plan que podría obrar maravillas para aumentar la competitividad de Estados Unidos en la economía global y mejorar las relaciones a largo plazo con Latinoamérica: enviar un millón de estudiantes universitarios estadounidenses anualmente a estudiar en el extranjero, especialmente en países en vías de desarrollo.
Ésa es la idea de un proyecto de ley presentado la semana pasada en el Congreso por los senadores Dick Durbin (D-Ill.) y Roger Wicker (R. Mass.).
Según la iniciativa, el gobierno estadounidense les daría fondos especiales a las universidades de manera de facilitar la movilidad de los estudiantes, cosa de que cumplan parte de sus estudios en el exterior.
Aunque gran parte del aumento de la población y la economía mundial en las próximas décadas tendrá lugar en China, India y Latinoamérica, sólo una diminuta fracción de los estudiantes universitarios estadounidenses actualmente recibe una educación global y la mayoría de los que estudian en el exterior van a Gran Bretaña, Italia y España, señalan quienes apoyan esta propuesta.
Si Estados Unidos quiere seguir siendo competitivo y lograr mejores relaciones internacionales, esto debe cambiar, afirman.
"Me temo que estamos muy atrás -me dijo el senador Durbin en una entrevista telefónica-. Cada vez hay más y más estudiantes de lugares como Asia que vienen a este país. Desafortunadamente, hay muy pocos estudiantes estadounidenses que se desplacen en sentido contrario".
Según datos de la UNESCO, sólo el 0,3% de los universitarios estadounidenses estudia en el exterior.
Comparativamente, el 6,2% de los estudiantes noruegos, el 2,5% de los franceses y el 2% de los chinos estudian en el extranjero.
No resulta sorprendente, entonces, que una encuesta realizada en el 2006 por National Geographic/Roper descubriera que el 63% de los estadounidenses de entre 18 y 24 años no podía situar Irak en un mapa de Medio Oriente, que el 70% no supiera dónde está Israel y que el 53% ignorara que Sudán se encuentra en África.
"Los estadounidenses están notoriamente desinformados acerca del resto del mundo, cuando se los compara con gente de muchos otros países -me señaló Víctor C. Johnson, funcionario de la Asociación de Educadores Internacionales (NFSA)-. Creemos que es crucial que en esta era global los estudiantes estadounidenses tengan una experiencia en el exterior como parte de su educación".
De ser aprobado el proyecto, la ley cuadruplicará a un millón por año el número de alumnos universitarios que estudien en el exterior.
El gobierno crearía una fundación "Estudiar en el extranjero" que les concedería fondos a las universidades que cumplieran con ciertos requisitos, como por ejemplo enviar a más estudiantes de minorías étnicas al exterior y garantizar, además, que más estudiantes universitarios nacionales partieran hacia Latinoamérica, Asia y África.
Actualmente, el 57% de los universitarios estadounidenses que estudian en el exterior elige hacerlo en países europeos, y sólo el 15% escoge Latinoamérica, el 10% Asia y el 4% África, según datos del Instituto de Educación Internacional, con sede en Nueva York.
ANDRÉS OPPENHEIMER
Especial para "Río Negro"