? En punto. Quizá para desmentir las acusaciones de su reconocida impuntualidad, la presidenta Cristina Fernández arribó puntual al Congreso. A las 10:59, bajaba del auto oficial en la explanada del Palacio Legislativo, donde la esperaba una comisión de legisladores nacionales para darle la bienvenida. No faltaron los volantes de distintas agrupaciones como de la CGT, que rezaba "¡Fuerza Cristina!".
? Olvido. Tuvo sí un olvido. No utilizó la frase de rigor: "Declaro abierto el 127º período de sesiones ordinarias". Al ex presidente Carlos Menem le pasaba lo mismo, dicen los memoriosos.
? Aplausos y no tanto. Durante su discurso, que como es habitual en ella no fue leído, la presidenta fue interrumpida por aplausos en 37 oportunidades. Algunos fríos y breves. Aprovechó la referencia al tema jubilados, y mencionó a la diputada opositora María América González. "Hasta María América me aplaude", dijo Cristina, tras referirse al aumento del 11,69% para el sector. Sin embargo, la legisladora, que hasta se había reído con cierta aprobación cuando Cristina la nombró, luego movió su brazo derecho en señal negativa, durante varios minutos, en el momento en que la mandataria dijo que si sólo se hubiera aplicado la fórmula del RIPTE para calcular la movilidad jubilatoria la misma habría dado un porcentaje menor.
? Presencias y ausencias. El recinto ya demostró los nuevos alineamientos políticos. Por ejemplo, se pudo ver al ahora diputado anti-K Felipe Solá sentado junto al macrista Federico Pinedo y una banca más a su izquierda a su flamante aliado Francisco de Narváez. En cambio, se notaron las ausencias del senador Carlos Alberto Reutemann y de su compañera Roxana Latorre y del diputado Jorge Obeid, así como del ex presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja Walter Agosto. Los cuatro santafesinos que pegaron el portazo hace pocos días atrás del bloque K. Los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero tampoco aportaron por el recinto de Diputados. (DyN/Télam)