Domingo 01 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 42 > Cultura y Espectaculos
De mal gusto

Normalmente en círculos muy profesionales, como el que rodea al festival de Cosquín, no se habla tanto se sentimientos o merecimientos, sino más bien de contratos, de plata, de tiempos y no todas son caras sonrientes como las que se ven arriba del escenario.

Y diferente es tratar con un grupo o solista con trayectoria, que convoca, que trasciende, que la gente espera, que hacerlo con alguien que recién empieza y que al segundo tema, sea de calidad o no, lo invitan a dejar el escenario.

En fin, son entretelones que no necesariamente la gente conoce, como tampoco sabe que la gran mayoría de los artistas cobra por adelantado porque en el ámbito de los festivales no todos se manejan con la seriedad que se necesita. Esto pasa siempre, porque siempre que hay plata de por medio existen negociaciones y en este terreno las cosas suelen ser complicadas.

Pero hay otro terreno, el que tiene que ver con la trayectoria del cantante o del grupo y el que tiene que ver con la gente, que va por un carril distinto, donde la gente espera entrega y el que canta espera que le pidan otra, como clara señal de que gustó.

Lo sucedido con el Chaqueño Palavecino en Cosquín tiene que ver con eso. Estaba previsto en la grilla para cerrar una de las noches del festival, pero él, creo que con razón, pidió adelantar su presentación para que no sea siempre su público el que espera hasta la madrugada para ver a su preferido.

Y le dijeron que sí, pero que por razones de televisación no podría estar sobre el escenario todo el tiempo que iba a estar en principio y que su presentación se acotaría a una hora y cuarto.

Y todo marchaba a la perfección, hasta que el Chaqueño cumplió ese tiempo en el escenario y le indicaron que debía terminar su presentación. Del otro lado, el público que pedía otra y otra. Pero nada fue posible a partir de allí, no hubo otra ni regreso al escenario porque los organizadores se pusieron firmes y no aceptaron ningún bis, algo que el Chaqueño hace en todos los festivales.

Y lógicamente el cantor salteño se fue furioso porque no pudo satisfacer al público que mayoritariamente fue por él esa noche al festival.

Esto que le pasó al Chaqueño resulta ingrato, por más que religiosamente cobre por cada presentación, porque hay pactos no escritos con el público que se deben cumplir y un tema más para alguien con la trayectoria del Chaqueño no significa violentar a nadie. Y más aún, la que seguía en la grilla, Roxana Carabajal, no tiene tanto peso propio como para no esperar unos minutos más.

Digo esto porque esto traerá cola y es posible que el Chaqueño no vuelva a Cosquín.

Creo que ya tiene la suficiente trayectoria y reconocimiento de la gente como para bancarse que lo bajen como a un principiante, a pesar de que el tema estaba hablado. Sucede que los mismos organizadores sabían que al Chaqueño le pedirían que se quedara un rato más.

Olvidan los que organizan que el Chaqueño sostuvo y sostiene los festivales en todo el país, que dejarlo para el cierre de una fiesta es como obligar a la gente que se banque a todos los que pasan antes por el escenario para esperar a su ídolo.

En épocas de vacas flacas, la gente iba a los festivales casi exclusivamente a ver al Chaqueño y si él no estaba era sinónimo de fracaso, por eso no me parece justo que por unos minutos de televisión le hayan dicho que se fuera cuando una multitud, casualmente la noche de más gente, esperaba al menos ese plus que siempre entrega en los festivales.

La trayectoria vale y alcanza para tener con el Chaqueño un margen de tolerancia ante el pedido del público.

 

JORGE VERGARA

jvergara@rionegro.com.ar

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