Mientras esperan la reunión del martes -en la cancha se ven los pingos, recitan unos y otros cada vez más débiles pero no menos empecinados-, el gobierno y la Mesa de Enlace siguen intercambiando estocadas filosas que amenazan con hacer eclosión en una sociedad plagada de problemas y enferma de intolerancia.
Enamorados del verbo "dinamitar", los dirigentes no hacen más que romper puentes. Por los salarios de los maestros, no comienzan las clases y hay cortes de ruta en algunos distritos. Por el reordenamiento en el tránsito, se pelean vecinos de Capital Federal con pasajeros de colectivos y transeúntes. Por figuración y/o ninguneo, los políticos se cambian de equipo, y los que antes eran oficialistas entusiastas hoy son conversos enfervorizados de la oposición, porque los vientos soplan en sentido contrario. Y... son veletas.
La dimensión de la crisis internacional -con su secuela de desempleo, bancos nacionalizados y recesión- y las imágenes de los pobres desamparados en Tartagal produjeron un sacudón fuerte. Se reanudó el diálogo con el campo y las autoridades hicieron concesiones unilaterales. Nueva etapa: de 0 se pasó a 4, concedieron los ruralistas, que tenían toda la ciudad de su lado durante la lucha por la 125 y ahora, con desinteligencias entre ellas, encuentran dificultades para explicar por qué sus demandas son más justas que las de otros sectores más bajos en la escala social.
Se abrió una frágil tregua, a pesar de que la ministra Débora Giorgi advirtió que no serían tocadas las retenciones si antes los grandes productores no comercializaban la soja que tienen almacenada por 3.000 millones de dólares en los silos-bolsa, un invento canadiense perfeccionado sin par por los argentinos como "reserva de capital".
Así, tras la breve distensión precedida por la toma de un banco hecha por el chacarero Alfredo de Angeli en Entre Ríos, sobrevino una sesión de barricada en el Congreso, donde Eduardo Buzzi, Hugo Biolcati, Mario Llambías y Carlos Garetto compitieron para establecer quién era el más duro, acompañados por legisladores radicales, socialistas y peronistas disidentes que no se quedaron atrás.
Luego, grandes medios "compraron" la versión difundida por los halcones kirchneristas (Ricardo Echegaray, de la AFIP, y Guillermo Moreno, de la Secretaría de Comercio) y alertaron sobre la posible nacionalización de la venta de granos al exterior.
"Están muertos", sentenció desde Olivos el ex presidente Néstor Kirchner sobre los entes agrarios, sin percatarse -a pesar de las alertas de su ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, a quien escucha con regularidad pero cuyos consejos no atiende- de que éste "es el peor momento" de la gestión K abierta el 25 de mayo de 2003.
"Es una gran oportunidad para una alternativa democrática en la que el radicalismo tenga la oportunidad de fortalecerse. Hay que hacerlo sin exclusiones", le dijo el viernes el ex presidente Raúl Alfonsín al senador Pablo Verani. Lúcido desde su lecho de enfermo, Alfonsín apura la inserción en la UCR del vicepresidente Julio Cobos, quien hoy pasará otra prueba de fuego frente a Cristina durante la apertura del período ordinario de sesiones en el parlamento.
Es que las disputas sociales entran ya en un terreno marcado por lo electoral. Desde Olivos, como jefe de campaña y defensor a ultranza de Cristina, Kirchner se devana los sesos para retener el caudal de votos en el primer cordón del Gran Buenos Aires. A las organizaciones sociales y a los intendentes les dice que será candidato porque eso es necesario para "aglutinar y ganar". Sin embargo, sigue con atención la causa judicial que lleva adelante el magistrado federal Julián Ercolini por asociación ilícita. Él no será llamado a declarar, pero sí puede ser citado el empresario santacruceño Lázaro Báez, a quien se investiga por un depósito en el exterior por una suma cercana a los 10 millones de dólares.
Cuando adelantó que haría hincapié en la gobernabilidad, fue reprobado por varios encuestadores. Un ex funcionario se le animó: "Te equivocás. Cuando (Elisa) Carrió se entere, te pone a vos gritando como un loco en el acto del Congreso del año pasado contra el campo y atrás aparecen ella o (Margarita) Stolbizer diciendo que hay que ponerte freno. Te matan".
Hacer eje en la gobernabilidad, según ese pope que deambula por Capital y el interior tratando de reconstruir un kirchnerismo crítico que vuelva a las fuentes (como propone Graciela Ocaña) también daría pie a los ataques directos a la presidenta y a sus pronósticos de mayor institucionalidad en su etapa.
Los sondeos no le sonríen a Kirchner, pero tampoco a la fragmentada franja anti-K. Se pronostican adhesiones por tercios y realidades distintas en el norte, centro y sur del país. Capital Federal no simpatiza con el gobierno y en Santa Fe Cristina tiene una desaprobación del 75%, aunque es un peronista, Carlos Reutemann -no colgado a ninguna pollera- el que cuenta con mayores posibilidades de aventajar a los socialistas de Hermes Binner.
Prepararse para el duro porvenir es importante. Saber esperar, en esta guerra de nervios, lo es aún más. Sin embargo, la clave estará en aprovechar el momento adecuado para ratificar el rumbo del modelo económico o aniquilarlo y ofrecer otro en reemplazo.
ARNALDO PAGANETTI
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