BUQUE VASILIY GOLOVNIN- ANTÁRTIDA ARGENTINA (Enviado especial).- Valeri Shabanov y Nicolai Voronov, los pilotos rusos que vuelan los dos helicópteros basados en el buque Vasiliy Golovnin, cuentan unas 10.000 horas de vuelo cada uno.
Ambos empezaron en Aeroflot cuando era la empresa excluyente de la ex Unión Soviética y trabajaron en el Polo Norte, Rusia, Papúa, Nueva Guinea, Indonesia, Malasia, Turquía y Australia. Cuando terminen su tarea antártica, el 10 de marzo próximo, viajarán a Turquía, para trabajar en la riesgosa tarea de apagar incendios forestales.
Estudiaron en la Academia de Aviación Civil en Kimichuk, Ucrania. Toda su carrera la desarrollaron con este tipo de helicópteros y aseguran que nunca fueron militares.
Opinan que el K 32 es un aparato muy fuerte y cómodo para el trabajo pero no para los pilotos y los pasajeros porque los asientos son muy duros. Los aparatos tienen una autonomía de 3 horas y media, y con tanques suplementarios podrían volar hasta seis horas.
La empresa para la que trabajan –Avialift- es una de las tantas compañías privadas surgidas después de la Perestroika cuando se derrumbó el muro de Berlín.
El Golovnin tiene su base de operaciones en el puerto asiático de Vladivostok, sobre el Pacífico, a 17.500 kilómetros de la península Antártica. Lleva a bordo dos Kamov 32. El aparato fue concebido para la industria bélica y no tiene rotor sino dos aspas gigantes que giran en sentido opuesto. No es apto para el transporte sino para la carga y puede desplazar hasta 5.000 kilos por vuelo.
Los pilotos admiten que su actividad es un tanto peligrosa. “Todo lo que vuela tiene cierto riesgo y éste reside en que nuestros helicópteros llevan una carga bastante pesada a eso se agrega el clima, que acá es peligroso porque el agua está muy fría y el viento es muy fuerte”, acota Shavanov mientras traduce del ruso un ex oficial de la Armada destacado por el comando antártico para servir de intérprete.
Los dos pilotos manifiestan su sorpresa por la profusión de témpanos de hielo que plagan las aguas antárticas.”En lado este de Rusia no hay –aseguran- salvo cerca de Groenlandia, pero muchos menos que acá”.
Aseguran que cobran buenos sueldos, sobre todo cuando hacen trabajos en el extranjero y respecto de Rusia después de la Perestroika, dicen que algunos problemas se fueron y vinieron otros, porque problemas siempre hay”.