Cuesta creer que la relación del grupo Temux con el Banco Provincia del Neuquén se inició en unos días cualquiera del año 2003, cuando unos señores se fueron presentando en el mostrador de la sucursal Buenos Aires del banco y abrieron cuentas corrientes para las empresas Temux, Cooperativa de Crédito Santa Elena y Santa Elena Bursátil Sociedad de Bolsa. Más bien, y aunque se trate sólo de una hipótesis o de una versión sin confirmar, no sería aventurado suponer que, para empezar, los dueños de las empresas del grupo tuvieron un encuentro con el presidente del banco, Luis Manganaro, para explicarle que Temux era una comercializadora de carnes relacionada con el frigorífico CEPA y que contaba con volúmenes importantes exportables de cortes especiales de la cuota Hilton. Manganaro era un hombre del riñón (o del hígado, o del páncreas para quienes lo prefieran así) de Jorge Sobisch, quien lo había designado en ese cargo clave al asumir su segundo mandato de gobernador (diciembre de 1999 a diciembre del 2003).

Se ha publicado muchas veces, sin desmentidas, que los dueños de Temux eran los hermanos Juan y Jorge Terrado, asociados a Marcos Gastaldi en la quiebra presuntamente fraudulenta del banco Extrader. Sabemos de ellos que estuvieron detenidos durante un tiempo y que fueron excarcelados, como también que hasta el 2005 seguían encartados en una causa por estafas reiteradas que reposaba en el juzgado de instrucción penal 5 de la Capital Federal. Que sepamos, en la causa Temux no aparecen Juan y Jorge, pero sí Gabriel Terrado. Pero ninguno fue citado a declarar.

Cuando renovó su mandato, de diciembre del 2003 al mismo mes del 2007, Sobisch designó a Manganaro en el Ministerio de Seguridad y colocó en la presidencia del banco a Félix Racco. Pero por debajo quedó el elenco que había acompañado al saliente y que, en sus figuras más representativas, continúa hoy. Y como si eso no bastara, el gobernador dictó en abril del 2004 el decreto 445 que nombró a Juan Pablo Bugner, amigo de Manganaro (tan amigo que compró para él la chacra donde éste construyó su residencia), "representante coordinador del Ministerio de Hacienda en el banco y en el Iadep "en lo referente a todos los aspectos relativos a la gestión de los mismos".

Ordenó a la vez que se lo designara director del banco, un trámite que se demoró hasta noviembre debido a que también cumplía funciones de gerente general, en una acumulación de cargos objetada por el Banco Central.

Como quiera que haya sido, lo cierto es que se le confiaron superpoderes que mantuvo cuando hubo que buscar algún arreglo con Temux.

Al contrario de lo que sucede ahora, en aquellos años, no tan distantes, a Manganaro le gustaba dar que hablar. Lo hizo cuando, con la intervención de un amigo que no pudo ser identificado, compró los campos de La Pampa. Y desde su trono de ministro de Seguridad, al poner en marcha el Plan de Seguridad -que tan buenos resultados ha dado- con los 50 millones de dólares que Sobisch decidió invertir para transformar a esta provincia en un oasis de paz.

Nos hemos referido con harta frecuencia -harta, digo, para algunos lectores- a ese plan, como lo estamos haciendo ahora con el caso Temux, y como seguramente lo haremos el mes que viene con otro "caso", que es el de la causa abierta en el juzgado federal penal a cargo, nuevamente, de Margarita Gudiño de Argüelles, a raíz de una denuncia de la AFIP por evasión impositiva. Se nos dirá, y es verdad, que un caso de evasión impositiva no tiene importancia en este país donde, quien más quien menos, todo el mundo evade.

Pero en estos confines sí la tiene, porque la lista de los denunciados está encabezada por Manganaro, responsable de la evasión según la acusación como presidente del banco, junto con los miembros del directorio que lo acompañaron en aquella inolvidable gestión. Así volverá a la escena pública, cuando preste declaración indagatoria ante Gudiño de Argüelles el 4 de marzo próximo (realmente, la provincia está como para promocionarla por sus ríos, sus lagos, sus bosques, sus montañas y sus indagatorias).

Así es como quien fuera tenido como "el delfín" de Sobisch recuperará el lugar que supo tener en los medios, desde su carrera política -tronchada cuando "Pechi" Quiroga sepultó su postulación a la intendencia de Neuquén-, el banco y el Ministerio de Seguridad.

Volviendo al Plan de Seguridad. Uno puede encontrar, desentrañando la trama de estos negocios públicos (y a la vez secretos), un hilo conductor que, desovillado por Manganaro, lo une a Temux.

Es un asunto que no ha sido, hasta donde sabemos, abordado por el juez Marcelo Muñoz ni por el fiscal Pablo Vignaroli (quien una vez nos dijo que lo tenía entre manos). Se trata de lo que, de pronto y para sorpresa del público, hizo conocer el diputado provincial justicialista Ariel Kogan: la principal contratista del plan de seguridad, Damovo SA, seleccionada sin licitación pública por el gobierno de Sobisch, había depositado en las cuentas corrientes de las empresas del grupo Temux en febrero del 2005, cuando el escándalo ardía, unos 12 millones de pesos.

Pregunta: ¿el juzgado investigará eso, o lo tendrá como un episodio irrelevante?

JORGE GADANO

jgadano@yahoo.com.ar