Todo gira en torno de una cifra: ¿con 1.010 kilos de uranio poco enriquecido es capaz Irán de fabricar un arma nuclear? ¿O el país aún está a varios pasos técnicos de conseguirla, como afirman algunos especialistas?
Después del último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) la semana pasada sobre Irán, muchos medios publicaron que la agencia de la ONU con sede en Viena había determinado que Teherán cuenta con suficiente combustible como para fabricar una bomba.
En los hechos, el OIEA simplemente constató que Irán ha enriquecido 1.010 kilos de hexafluoruro de uranio a bajo nivel, pero para analistas como David Albright, del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, con sede en Washington, la cifra implica que el país alcanzó el punto de inflexión como para usar ese material en una bomba.
Para hacerlo, Irán debería expulsar a los inspectores del OIEA, salir del Tratado de No Proliferación Nuclear, enriquecer el uranio a un mayor nivel -necesario para fabricar armas- e introducirlo en una bomba, opina Albright.
"En este momento no estoy muy preocupado", comentó Andreas Persbo, un analista sueco del Centro de Verificación, Entrenamiento e Información (VERTIC), un "think tank" con sede en Londres.
En vista de las capacidades técnicas de Irán, le llevaría al menos seis meses para dar esos pasos, estima Persbo, lo que le daría a la comunidad internacional o a los países individuales suficiente tiempo como para tomar medidas diplomáticas o militares.
La posición de Irán es que está enriqueciendo uranio únicamente para sus reactores de energía atómica. Hasta el momento, tres rondas de sanciones del Consejo de Seguridad no han impedido que Teherán siga adelante con su programa nuclear.
Si Irán tomara el uranio enriquecido que ha producido y lo convierte en una sola bomba, hay que pensar que se arriesga a acabar con una sola arma pequeña y no muy efectiva, opina James Acton, experto británico de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
"Si Irán está preparado para asumir altos riesgos, ya lo estaba hace tres, cinco o seis meses", añade con respecto a las acusaciones de Washington, y niega que se pueda hacer un informe definitivo sobre las capacidades nucleares iraníes.
Jeffrey Lewis, de la Fundación Nueva América en Washington, cree que es un error concentrarse en la cantidad de uranio que se conoce y que la atención debería dirigirse a la posibilidad de que Irán pueda construir una planta secreta de enriquecimiento con objetivos militares, en vez de convertir la ya existente, vigilada por el OIEA, en Natanz.
No todos están de acuerdo sin embargo en que los 1.010 kilos no sean significativos. El país no tiene por qué construir una bomba para ser una amenaza, afirma Albright. "¿Y si simplemente dicen que tienen la bomba? ¿Qué va a hacer usted?"
Albright cree que ése es el motivo por el cual los 1.010 kilos implican una amenaza para Israel, porque este país considera que está perdiendo el control sobre el ritmo de las actividades nucleares de Irán. Puede que ahora sólo tenga material para una bomba, pero la cantidad va en aumento, advierte.
ALBERT OTTI
DPA