No es posible pelearse con todo el mundo, hay que distinguir entre adversarios y enemigos. La caracterización, hecha por una paloma del kirchnerismo, refleja la realidad interna del gobierno que, en su afán de encontrarle alguna vuelta a la agobiante encrucijada con el campo, no trepida en abrir frentes de tormenta en una convulsionada economía global que todavía no descargó su furia en plenitud sobre la Argentina.

Pero todo llega. Es cuestión de tiempo. El viernes, en un diálogo telefónico con su par venezolano Hugo Chávez, en plena pulseada con la Mesa de Enlace del agro, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner comentó que el país estaba soportando bien el tembladeral financiero internacional. "Caen bancos en el mundo. Mirá lo que pasó con el Santander en España y aquí nada... aún".

La atinada utilización del adverbio "aún" abre el paraguas por lo que vaya a acontecer en el futuro. Es que con actores políticos que olfatean el fin del ciclo del matrimonio pingüino y tienen la mirada puesta en el 2011 -¡qué osadía!- no pueden obviarse las suspensiones de trabajadores en el Gran Buenos Aires ni la paralización de algunas actividades como la automotriz.

Se están por abrir las discusiones paritarias -un adelanto hubo en la actividad frutícola del Alto Valle, donde los obreros del empaque esperan obtener esta semana un laudo arbitral favorable del ministro Carlos Tomada- y ya se desató una puja entre quienes reclaman aumentos de salarios y quienes, en esta instancia de crisis, ponen el acento en la preservación del empleo. Las discusiones deberán transitar un plano de responsabilidad si no se quiere que este tema termine convirtiendo en un poroto la guerra gaucha que el año pasado casi incendia el país, cuando el crecimiento navegaba con viento de cola.

Un sector del gobierno -en el que no milita Tomada, amigo del intendente de Cipolletti, Alberto Weretilneck- aboga ante el titular de la UIA, Juan Carlos Lascurain, y el jefe de la CGT, Hugo Moyano, para que apuren la conformación del consejo económico y social (al que también se invitaría al agro, si es que se encamina el diálogo con la ministra Débora Giorgi).

A los dos popes se les hizo mención del acuerdo entre empresariado brasileño y las cinco centrales sindicales del vecino país, que hasta llegaron a congelar salarios en defensa de la preservación de los puestos laborales. "Hay algunos que quieren alimentar el fenómeno Cayetano", ironizó un funcionario en referencia al santo patrono al que le ruegan los desocupados en la iglesia de Liniers.

Puntualmente, sobre la árida y fallida discusión secreta entre el titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, en nombre de la Mesa de Enlace, y el ministro Julio de Vido, uno de los que gozan de la mayor confianza del matrimonio Kirchner, puede reconocérseles a las partes la buena intención de lograr acuerdos mínimos antes de exponer a los protagonistas a un nuevo fracaso público.

Sin embargo, terminó de la peor manera el trámite, aunque las coincidencias alcanzadas por Biolcati y De Vido serán la base en la reunión entre los dirigentes agrarios y Giorgi una vez que finalice el paro simbólico, el martes, a las 2 de la tarde.

"Ver a Giorgi mejora la situación", adelantó el viernes en Los Leones Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria. El hombre de la FAA espera una reparación luego de que el Estado le sacara las utilidades de la carta de porte, que ahora son gratuitas y se pueden obtener por internet.

Biolcati se queja hoy por el no respeto "a los códigos" (sic) y dice que lo que ofrece el gobierno son medidas cosméticas: pero fue su actitud de soliviantar a las bases diciendo que no los recibían "ni los granaderos" lo que llevó a la presidenta a romper el pacto de confidencialidad al escuchar "tanta hipocresía".

La credibilidad del gobierno queda herida una vez más y Biolcati pidió disculpas tras el paso en falso. Sus compañeros lo perdonaron, pero le avisaron que no es un buen ejemplo copiar la falta de transparencia y los dobles discursos a los que son tan afectos los políticos.

Giorgi, hasta aquí desapercibida, está bastante asustada con su rol de interlocutora con el campo. Teme ser engullida por un conflicto que se comió a varios funcionarios K, entre ellos Martín Lousteau y Alberto Fernández. Sin embargo, considera que ésta es su oportunidad para dar entidad a la cartera de Producción.

Las palomas del gabinete contaron a "Río Negro" que Giorgi se enfureció cuando los Kirchner -riña doméstica mediante- sacaron a la luz los contactos entre Biolcati y De Vido, no sólo por las fricciones que estallaron por doquier sino porque menoscababan su tarea. Desde su entorno se dio luego por superado el incidente y se mencionó que en las reuniones había estado presente el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, quien depende de ella.

¿Habrá que esperar alguna concesión de impacto del gobierno? En la Rosada se dejó trascender que se aceptaría una baja de las retenciones a la soja para los productores más chicos siempre que se instrumentaran mecanismos para evitar "las trampas" de los grandes. El gobierno, a través de imágenes satelitales, comprobó que hay alrededor de 19 millones de toneladas de soja en los silos-bolsa por un valor de 3.000 millones de dólares. "Piden más que otros sectores pero no liquidan esa producción", se les enrostró.

Destrabar la contienda exigirá audacia. No hay muchas razones para ser optimistas. Pero, entre tantas diatribas y provocaciones, se adelantó a "Río Negro" que el gobierno podría sorprender con la liberación total de las exportaciones cárnicas. Ahora, si los precios suben en el mercado doméstico, que se hagan cargo, avisaron.

Arnaldo Paganetti

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