Los dirigentes de los gremios estatales creen que el gobernador Jorge Sapag sobreactúa los efectos de la crisis internacional para protegerse de la lluvia de reclamos que cae sobre la gobernación.
A medida que avanzan los días en el calendario del complejo 2009, en esta provincia crece el malestar de las organizaciones que nuclean a los trabajadores estatales, pero también los planteos de empresas de servicios petroleros, de contratistas del Estado y de otros sectores de la economía que se mueven al ritmo de las finanzas provinciales. Todas las peticiones están bajo un común denominador: no quieren perder en la puja por la distribución de recursos que este año no crecerán como sucedía desde que el país salió de la convertibilidad.
Los estatales y los docentes se transformaron en la locomotora de las demandas sociales pero, a diferencia de los planteos de las empresas, las formuladas por los gremios son públicas.
Esta semana llegaron a Neuquén altas autoridades de YPF y, tras reunirse con Sapag a puertas cerradas, ratificaron los compromisos de inversión asumidos en la renovación de los contratos petroleros, un monto que para este año representa 700 millones de dólares.
Horas antes de conocerse este anuncio, formulado por Sapag y el vicepresidente de YPF, Sebastián Eskenazi, el titular del área energética de la provincia, Guillermo Coco, describía un panorama desalentador sobre la actividad petrolera en la provincia.
El funcionario provincial graficaba los efectos de la crisis con la difusión de valores del excedente de producción de petróleo por la caída del consumo y advertía sobre los efectos de la parálisis laboral en el principal sector de la economía privada de esta provincia.
El contradictorio mensaje enviado en un mismo día abrió la puerta a la especulación. Para los sectores gremiales y de la oposición, el gobierno puso en escena este encuentro para transmitir tranquilidad y demostrar que, pese a todo, la empresa de mayor peso en la economía local, como lo es YPF, no rompe los compromisos y marcha hacia adelante a pesar del escenario adverso.
Quienes piensan que esto se trata de una estrategia del gobierno además sostienen que lo mismo sucederá en otros encuentros con empresas del sector, unidas en intereses a la provincia porque Sapag acaba de renovarles las licencias para la explotación de las áreas hidrocarburíferas.
El gobernador pretende que todos los sectores pongan el hombro para soportar el peso de un año incierto, en lo económico y también en lo político.
En público Sapag insiste en que es imposible otorgar aumento de sueldo a los empleados públicos. Pero en reuniones de gabinete ya se habría planteado la hipótesis de reducir los salarios si las cosas empeoran, según reveló una fuente oficial.
"Estamos con el agua a la altura de la boca", describió esta fuente que expuso los modestos objetivos del gobierno para el 2009. Los planes consistirán en mantener el empleo y pagar los sueldos en los plazos habituales, sin necesidad de aplicar descuentos.
El último gobernador que redujo el ingreso de los empleados públicos fue Felipe Sapag cuando en el verano de 1996 achicó al 20% el adicional de zona desfavorable.
Cuando la Legislatura convalidó ese ajuste, al año siguiente de la resolución adoptada inicialmente por decreto, en la ciudad de Neuquén se vivió una jornada de violencia y saqueos a comercios del centro conocida como el "jueves negro".
Jorge Sapag no quiere conflictos y mucho menos tener que enfrentar un episodio como el que vivió su tío Felipe hace más de una década, cuando se ajustaron los salarios por una abrupta caída en los precios del petróleo que golpearon en la línea de flotación a las finanzas provinciales.
En aquel momento el precio del barril del crudo llegó a ubicarse por debajo de los diez dólares y el antecesor de Felipe Sapag, Jorge Sobisch, se había consumido, en dos años, los ingresos extraordinarios por compensación de deudas con Nación, que representaron más de 700 millones de dólares.
El gobernador actual busca alternativas para evitar que "el agua supere la boca". Un ministro viajó esta semana a Buenos Aires a negociar una salida a los planteos gremiales.
Neuquén quiere conseguir que Nación constituya un fondo salarial federal que ayude a las provincias a sostener los incrementos que plantean los gremios en todas las jurisdicciones del país.
La discusión girará en torno de la forma de distribución de los recursos. Ya vuelven a escucharse argumentos sobre las transferencias de responsabilidades de la Nación durante la década menemista.
Un vocero oficial lo explicó de la siguiente manera: "por privatizaciones de empresas públicas y traslado de servicios a las provincias, la Nación tiene muchos menos empleados y del 100% que recauda coparticipa menos del 30%. El gobierno federal debe asistir a las provincias para hacer frente a esta crisis".
El pedido no es novedoso: en los últimos años otros gobernadores hicieron el mismo planteo a otros presidentes y los reclamos siempre surgieron en momentos de crisis.
Por el momento no hay nada resuelto al respecto, mientras la agenda de protestas ya fue definida. La huelga de los docentes está en la puerta y se sumará a la ya conflictiva relación que el gobierno tiene con los estatales.
Las vacaciones van terminando y parece que también llega a su fin la tregua de algunos sectores con el gobierno de Sapag.
GERARDO BILARDO
gbilardo@rionegro.com.ar