El domo del volcán Chaitén aún acumula material que, según los expertos, amenaza con un nuevo colapso y provocar graves daños en el pueblo. Por eso, el gobierno salió ayer a pedir que las personas salieran del lugar, informó La Tercera, de Chile.
Ayer, un reportero gráfico de “Río Negro” ingresó a la devastada ciudad de Chaitén, donde algo más de una veintena de pobladores –entre ellos varios niños– se negaba a abandonar su hogar. A dos días de la reactivación del volcán, los expertos tienen algo claro: el crecimiento del domo de material piroclástico que cubre el cráter del macizo es una grave amenaza para Chaitén. “Ese domo es inestable y a veces se derrumba. Se pueden producir explosiones, que son más ocalizadas”, afirma el vulcanólogo del Sernageomin, Luis Lara.
El peor escenario, dice el experto, es que las paredes del domo cedan completamente: si ocurriera, el material escurriría todos los cursos de ríos de agua que nacen del volcán y llegarían a Chaitén. El material incandescente que surgiría de ese fenómeno correría a más de 100 km/h. “Es muy veloz y es imposible salir. Hay 12 kilómetros desde la cumbre del volcán a la ciudad. Es un lugar peligroso”.
Comenzaron a caer chubascos sobre Chaitén, lo que alertó a los expertos, porque si las lluvias se intensifican podrían desplazar material al río Blanco, que aumentaría su cauce y produciría lahares como en mayo, dijo el vulcanólogo de Sernageomín, Jorge Muñoz. Sin embargo, Meteorología descartó que empeore el mal tiempo, al menos hasta el domingo. Durante la explosión del jueves, dijo el ministro Pérez Yoma, se movilizaron 30 millones de toneladas de material. Según Muñoz, los residuos bajaron al valle a 200 km/h y a 500 °C.Antes, ya se habían registrado colapsos al norte y al este.
Tras un sobrevuelo, el vulcanólogo Paul Duhart dijo que se vieron emanaciones de vapor en la parte media del río Chaitén, “y vamos a evaluarlas en los próximos días”. En tanto, el geofísico de la Universidad de Tarapacá, Carlos Leiva, afirmó que es imposible volver a vivir en Chaitén, pues hay riesgo de lluvia ácida.