El jueves 16 de octubre del año pasado ´Pozo Salado´ se convirtió en el eje de una inesperada polémica cuando en una conferencia de prensa los ediles del CD de Viedma anunciaron el ingreso a ese órgano de un proyecto de ordenanza que planteaba la ampliación del ejido municipal de esa localidad de manera unilateral, incluyendo a Pozo Salado como parte de su jurisdicción.
La iniciativa aún vigente, que lleva la firma de la presidenta de ese cuerpo, Hilda Schlitter, y de los concejales Liliana Andaloro, Luis Nievas, Ariel Gallinger, Laura Ramos, Alejandro Arizcuren, Fabiana Malpeli y Agustina Kehler generó el repudio del intendente y de los ediles de San Antonio Oeste, debido a que el proyecto impulsado se puso en marcha en medio de una discusión de límites colindantes entre ambas ciudades que aún no se ha cerrado e incluye al paraje, que los sanantonienses reclaman como propio.
Según establece la letra del cuestionado proyecto, el ejido municipal de Viedma pretende comprender la zona abarcada entre la ciudad y La Boca, extendiéndose a las playas de El Cóndor y llegando a La Lobería, Bahía Creek y Pozo Salado. La ardua discusión abierta, que aún no halló definiciones, tuvo su punto más álgido en la reunión que los integrantes de ambos Concejos mantuvieron en Viedma, en agosto pasado.
En ese encuentro los funcionarios viedmenses y sanantonienses reconocieron que permanece en discusión la pertenencia del paraje, e indicaron que cada comuna elaborará un informe sobre el potencial y la proyección que cada cual pretende darle. (SAO).