El periodista y escritor Vicente Muleiro, autor del libro de poesía "Ondulaciones", señaló que aunque transita varios géneros -poesía, narrativa, crítica, literatura juvenil- se reconoce en aquellos discursos que "priorizan la dimensión poética del lenguaje".
Poeta y autor de la biografía de Jorge R. Videla "El Dictador" -en coautoría con María Seoane- Muleiro habla de las diferencias entre su nuevo libro, publicado por el sello El Suri Porfiado y obras suyas anteriores como "Boleros", "Pimienta negra" y "El árbol de los huérfanos". "Ondulaciones" expresa la búsqueda de la brevedad: "un golpe breve para encontrar una masa de sentido y una masa de sonido", dice el autor.
El filósofo Horacio González caracterizó su poesía como un decir que explora "las relaciones inciertas entre la pena y la dicha". Muleiro suscribe la frase y agrega: "Es una percepción fina. En cierto regodeo melancólico puede estar un retazo de felicidad". Y afirma: "Esto en el plano subjetivo. En un plano vincular, social y político, el camino de la pena a la dicha hay que pensarlo siempre y no es éste un mundo de certidumbre plena, claro".
Quizá el eje del libro esté en el verso "Se rema en el vacío por llenar el vacío"; paradoja que remite a un tema repetido que martilla sobre lo vacuo, lo gris. Explica Muleiro: "Hay dos instancias. En la vida cotidiana hay climas espesos, sepias, bostezantes: es el mundo del trabajo alienado, el mundo de la reiteración doméstica como prefiguración de la muerte". "Otra cosa es el verso citado sobre el vacío: la idea un tanto filosófica de que no hay nada, de que todo hay que hacerlo. Me entusiasma mucho más que la vida no tenga sentido, porque eso obliga a inventarlo. La poesía cumple un papel fundamental en ese juego", agrega.
En esa dirección su poesía parece denunciar lo convencional, esa "vieja música", según dice, que ahoga el deseo: "El poder nos ordena con rutinas de trabajo, de ocio, lo que se opone a la búsqueda creativa. Es necesario detectar ese mundo de la repetición para ponerse a salvo".
El aire de gravedad de algunos textos se resquebraja frente al tono zumbón: "Jamás renunciaré a ese tono. En la burla puede haber una denuncia. En la joda, una exaltación. En los aparentes equívocos del lenguaje, un hallazgo. La risa está agazapada para sobrevivir. Los colores carnavalescos descomponen la realidad y la entregan en clave celebratoria". Otra constante de su poética es la imagen incrustada en una trama breve que parece narrar un suceso cotidiano. De esa situación nimia surgirá luego un corolario ampliando la mirada a un más allá metafísico, impredecible, insondable. "Sí. Imagino a un viejo nadando mar adentro hacia una pequeña isla. ¿Qué afán lo lleva? ¿Qué desafío persigue? Miro la escena y se me abre un mundo especulativo en torno del vivir, de la alegría del cuerpo en contacto con lo primario", asiente el poeta.
El tema de la poesía deja paso a otras disciplinas de Muleiro como el periodismo y la novela, un maridaje no siempre pacífico: "Poesía y periodismo conforman dentro mío un matrimonio que tiene sus épocas. El periodismo como lugar de curiosidad y accesos varios está bueno para un escritor".
Con cuatro novelas en su haber -entre ellas "Sangre de cualquier grupo" y "La balada del asador"-, el escritor amplía el tema de los géneros: "Con la narrativa es diferente, hay otra predisposición, más presencia de la razón. Un momento creativo diferente, aunque la poesía, que es caprichosa, a veces puja y quiere entrar".
La oralidad es un tema presente en los poetas de su generación -la de los ´70-, marca que fue virando a planos conceptuales y al protagonismo de la imagen: "Esa evolución es la más deseable. No quedarse en el epigonismo ni en el habla de la calle. Cada uno hizo su búsqueda desde aquel punto de partida". Aunque muchos poemas de Muleiro marcan una pérdida -lo que se evapora, se quema-, rechaza el fatalismo discepoliano: "No participo vitalmente de ese espíritu ni quiero representarlo a pesar del fulgor de su letrística. A veces, al escribir poesía me voy hacia "el debe de la vida" o hacia las pérdidas, componentes vitales de la existencia que después impulsan otras búsquedas". (Télam)