Domingo 15 de Febrero de 2009 Edicion impresa pag. 42 > Cultura y Espectaculos
"Tramas invisibles", historias que se cuentan sin contarse

MADRID (DPA).- A veces sucede que las historias no terminan cuando se alcanza el punto final. Ocurre más bien al contrario: su lectura deja como un pozo, la extraña sensación de lo inacabado que impide pasar la página y obliga, como un imán, a volver al origen, a rumiar cada palabra.

"Tramas invisibles" (Alfama), el nuevo libro del escritor argentino Pablo C. Sanguinetti, huye premeditadamente de la tendencia argumental que impregna la literatura contemporánea apostando por el pálpito frente a la concreción, por la seducción que ejerce lo imperfecto.

Y en su inexactitud, abre las puertas a un universo diferente. "Yo entiendo la literatura como un espacio de exploración y pensamiento", un espacio "que se caracteriza porque cada cosa es también su opuesto", explica Sanguinetti en una entrevista con DPA.

"Sería gravísimo que la literatura como conjunto, como voz histórica superior al lector coyuntural y al editor precavido, se quedara sin esa otra forma de creación que asume el riesgo de iluminar nuevas regiones de lo humano".

No en vano, desde la publicación de su primer libro, galardonado en 1997 con la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, pasaron once años "escribiendo y descartando cientos de páginas".

Las que forman "Tramas invisibles" podrán ser "extrañas, felices o desafortunadas, pero desde luego no son fruto de la improvisación ni de la prisa", afirma el autor. Quizá ese tiempo de madurez, de aprender a esperar y desechar, es lo que hace a este joven traductor y periodista afincado en Madrid distanciarse de etiquetas como la de heredero de las vanguardias.

"No me ha preocupado ni por un instante hacer ´algo nuevo", afirma. "Lo que sí me parece una obligación casi moral es la búsqueda (...) Prefiero un libro incómodo, deforme y mal acabado, antes que una novela ´correcta". Y es a lo largo de esa búsqueda donde sus textos se han ido despojando del corsé de la trama y las ideas, hasta quedarse desnudos de todo artificio.

A fin de cuentas, "el argumento en sí, desprovisto de otros valores, es también una forma de ruido y un atentado contra nuestra percepción humana y humilde de las cosas, que siempre se acerca más a lo fragmentario y lo casual".

Sin embargo, el lector no encontrará aquí relatos inconexos o superpuestos: todos ellos forman parte de una misma red, tejida mediante abruptas elipsis y analogías inquietantes, que no nacen con vocación de cifrar un mensaje, sino de deleitarse en el placer de lo sugerente.

El resultado es un viaje semionírico donde sentir la tibieza de las habitaciones vacías, palpar la soledad de dos amantes separados por un abismo o quemarse con el febril fuego interior de un visionario atormentado.

Una ficción construida mediante resonancias y apelando al elemento sensorial de cada palabra, sin renunciar por ello a la profundización abstracta de pasajes más teóricos. "Creo que el lenguaje de reflexión teórica sobre el fenómeno literario se ha convertido hace tiempo en un género de ficción más", afirma Sanguinetti. "Lo que un texto de crítica dice es su sonido, su legibilidad, la articulación proporcionada y justa de sus argumentos. La idea en sí me importa menos".

Una tesis que extiende también, en parte, a su concepción de la literatura hispana a ambos lados del Atlántico. Después de ocho años en Madrid, el autor ve una diferencia fundamental en la producción de la Argentina y España, plasmada en sus respectivas sociedades: mientras la primera "tiende al pensamiento abstracto y al desarrollo intelectual", la segunda "se inclina hacia el mundo sensual y concreto. Esta descripción es justo inversa a la mirada tópica que Europa proyecta sobre Latinoamérica, pero se entiende muy bien cuando en una sobremesa coinciden un argentino y un español".

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