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El partido | ||
En lo que al oficialismo se refiere, la puja por la presidencia del MPN es la más importante del año. El partido provincial es un espacio común del que todos se benefician, con la única condición de pertenecer. | ||
El plato fuerte de este año, en lo que al MPN se refiere, es la puja en que están empeñados Sobisch y Sapag por el control del partido. Una puja que más allá de las declaraciones altisonantes y los arrestos belicistas, útiles para medir al adversario y sobre todo para exaltar a la platea, lo más probable es que termine en un gran abrazo fraterno. Después de todo, el partido provincial es un espacio común del que todos, aunque en distinta medida, se benefician, con la única condición de pertenecer. Los que hoy están arriba mañana pueden estar abajo y viceversa, formar parte de la ´nomenklatura´, como ocurría en la antigua Unión Soviética, implica ciertas responsabilidades pero también grandes privilegios y que se sepa nadie, sapagista ni sobischista, estaría dispuesto a matar la gallina de los huevos de oro. Sucede que este año el MPN tiene tres internas por delante: la de renovación de autoridades, la de candidatos a concejales de la capital y la de aspirantes a diputados nacionales. Salvo la hipótesis de que se realizara una sola elección, lo que no se puede descartar pero tampoco resultaría sencillo, entre otras cosas porque la fecha de la elección municipal es un condicionante externo al partido provincial, parece demasiado para un partido desmovilizado y un gobierno con tantas dificultades por delante como tiene el actual. En lo que se refiere al mandato de las autoridades partidarias, que vence en agosto, la Justicia le hizo saber a Sapag que no aceptará ninguna prórroga, lo que implica que, de no mediar un acuerdo que satisfaga a todo el mundo, habrá que hacer elecciones. Sobisch realizó un acto multitudinario en Zapala como demostración de fuerza y, aunque no lanzó su candidatura, sus operadores advirtieron una y otra vez que está decidido a hacerlo. Sapag, a su turno, hizo saber que si Sobisch sale al ruedo él mismo saldrá a desafiarlo. Pero en realidad, no son pocos los que piensan que Sobisch, más que volver al partido, quiere demostrar que todavía tiene peso, como para que a nadie, incluida la Justicia, se le ocurra llevarlo por delante. En el caso de Sapag, con todos los problemas que tiene por resolver, la amenaza de convertirse en candidato parece más que nada una jugada destinada a disuadir al adversario. En ese contexto, todos han comenzado a pensar en una lista de unidad y es un secreto a voces que por lo menos dos mediadores hablan con las partes con miras a llegar a un acuerdo que preserve los espacios de cada uno y deje indemne al partido. Durante su última gestión Sobisch, en su desmesurada ambición personal, puso a prueba al partido y estuvo a punto de licuar su representatividad, por eso en la actualidad Jorge Sapag está realizando un gran esfuerzo personal para restañar las heridas de ese invalorable ´haber común´ que es el MPN. En el 2003, cuando el actual gobernador era el segundo de a bordo y resolvió -escándalo de la cámara oculta mediante- bajarse de la fórmula con Sobisch, estuvo presente la posibilidad de que largara su candidatura por fuera de su propio partido. Contaba con el apoyo de Néstor Kirchner y con lo que entonces parecía el enorme desgaste de Sobisch. Pero el hijo de don Elías vaciló y finalmente resolvió abstenerse de jugar. Debe haber sido muy duro para él, pero como dijo entonces Federico Brollo, Sapag tenía en ese momento poco detrás de sí y fracturar el partido de sus mayores hubiera sido asumir una responsabilidad que lo abrumaba. En las elecciones de ese año, Sobisch ganó a pesar del desgaste y encolumnó definitivamente al MPN detrás de su alocado proyecto presidencial. Con ello, Sapag se terminó de convencer de que la ceguera de su antiguo socio terminaría por estrellar al partido y a la provincia, y tomó la decisión personal de recuperar el legado familiar. Luego vino su esforzada campaña de más de dos años y el triunfo casi agónico -perdió en casi todas las ciudades importantes- en medio de aquel huracán, que amenazaba con llevárselos a todos, que fue el asesinato de Fuentealba. Ahora, Sapag emprendió un gobierno de remediación para devolver al MPN el lugar que ocupó siempre en el modelo populista desarrollista que fundó la estirpe a la que pertenece. Dejó de tratar a los gremios y a los que reclaman como bandidos, a los miembros de la oposición como enemigos y al gobierno nacional como a un competidor al que es preciso destruir para perseverar. El resultado de casi una década de sobischismo estaba a la vista, un partido que apenas ganó las elecciones y que había dejado de ser alternativa en los principales aglomerados urbanos de la provincia. Sin embargo, seguramente convencido de que la mancomunidad de intereses llamada MPN debe ser preservada, por encima de cualquier otra consideración, Sapag evitó denunciar los desatinos cometidos por su antecesor y su camarilla. No hizo lo que sí concretó su antecesor: perseguir y desmontar todo el viejo aparato -que en el caso de Sobisch había montado el felipismo- para reinar urbi et orbi como único ganador en el partido de todos. Algo que hará que, para bien o para mal, no sea olvidado fácilmente en la provincia. Sapag eligió otro modelo, el del administrador aplicado que viene a poner las cosas en orden. Por ese motivo y también porque no parece estar en su naturaleza la idea de borrar del escenario a su antiguo socio para reescribir la historia a su antojo, eligió hasta cierto punto contemporizar para volver a poner a un MPN potable en el centro de la escena. Esto no quiere decir que no quiera dar vuelta la página de la historia, pero seguramente quiere hacerlo sin grandes traumas y preservando ante todo la "salud" del partido, para que éste vuelva a estar al servicio de toda la ´nomenklatura´ y no solamente de un puñado de conjurados. Por eso, a pesar de los aprestos, es muy probable que todo termine en una lista de unidad que reconozca las porciones de poder de cada uno. El tiempo dirá si es posible.
HÉCTOR MAURIÑO vasco@rionegro.com.ar | ||
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