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Enloquecen por la derrota de sus hijos | ||
La violencia de los padres, sin límite. Marco: "Hay casos preocupantes". | ||
Su hijo juega en el Deportivo Roca. Y porque ese equipo perdió ante Argentinos del Norte explotó de bronca y le pegó a su hijo. Unas mujeres intentaron separarlos y también la ligaron. Como este caso, varios más donde también abundaron escupitajos y bataholas con piedras en pleno Mundialito Infantil de Clubes, un evento deportivo que convoca a más de cinco mil chicos de diferentes puntos del país, Colombia, Uruguay y Chile a jugar en distintas sedes de Río Negro y Neuquén. "Esta exaltación del fanatismo de los padres ha prendido una luz amarilla al Mundialito", reconoció Marcelo Marco, quien lidera la organización de este encuentro. "Han ocurrido casos preocupantes, especialmente, en Zapala, Cipolletti, Allen y Roca", dijo Marco quien resaltó que "hay padres que se olvidan que los protagonistas, aquí, son los chicos y que lo más importante es el grado de hermandad, amistad e intercambio de experiencias que nuestros hijos pueden alcanzar en este Mundialito con sus pares". Es cierto, sigue: "Los padres, ante los resultados negativos tras los partidos, insultan, se llenan de bronca, se exaltan. Pareciera que se juega la Copa del Mundo. No entienden el esfuerzo que hacen sus hijos para llegar a jugar el torneo. Y no entienden lo que es la pasión por el fútbol. Realmente, es una pena". Más allá de "la pena", la mala conducta de los padres parece imponerse como tema a debatir entre los dirigentes deportivos, acuerdan a su alrededor. "Es que el deporte se inventó para consagrar la habilidad bajo ciertas reglas y leyes, compartiendo normas y valores, encuadrados en una educación de respeto, esfuerzo y convivencia. Esto lo saben nuestros chicos que, aunque nos cueste aceptarlo, siguen teniendo inocencia e ingenuidad. Pero también ocurre que muchos de ellos tienen padres que hacen un culto a la sociedad del triunfo, donde hay que ganar o morir. No vale otra cosa. Hay que ganar a pesar de todo. Es ahí donde primero sobreexigen al hijo, distorsionando el objetivo primero y último del deporte; luego, claro, le pegan porque no obtuvieron el triunfo que ellos pretendían desde siempre". Así de claro analizó el psicólogo social Alfredo Moffat estos incidentes ocurridos en el Mundialito. "Los chicos viajan y llegan al Mundialito con la ilusión de ganar; muchos padres viajan y llegan con las ansias del triunfo. Son dos cuestiones distintas, queda claro. Para el triunfo, según estos adultos, vale la trampa, que es todo lo contrario al deporte. Si no recordamos a Maradona que sigue orgulloso de su mano", agrega Moffat. "Es una pena que ocurra esto", reitera Moffat, tal como lo dijo antes Marco. "Porque los chicos se inhiben y asustan ante la conducta de sus padres, atentando con su rendimiento en la cancha. De este modo, los adultos, con su sobreexigencia y alto grado de violencia, logran lo contrario a lo que aspiran desde un principio", resalta el psicólogo social. ¿Dónde queda el juramente inicial de los chicos del Mundialito, donde expresan su adhesión total al fair play y a la alegría increíble única de patear una pelota de fútbol o gambetearle a un desconocido que quizás pueda llegar a ser su amigo? Alguien, de una vez por todas, tendrá que ubicar a los padres en su lugar: los chicos solos no pueden, en ésta. Los dirigentes sí. | ||
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