Al menos 171 personas murieron en Australia, debido a 32 grandes incendios descontrolados, que desde el sábado pasado devastaron 30 mil hectáreas, destruyeron unas 750 viviendas y generaron miles de evacuados y cientos de heridos, en una situación que tiende a empeorar por el calor, la sequía y fuertes vientos.
El fuego, con unos 400 focos, afecta el estado de Victoria, en el sur del país, y según testigos las llamas alcanzaban la altura de edificios de cuatro pisos y muchas de las víctimas fallecieron en sus automóviles, cuando trataban de escapar, o dentro de sus casas.
Unos 30 mil voluntarios trabajaban para controlar y extinguir el fuego, con la ayuda de 37 aviones, mientras se prevé la intervención del Ejército en la zona. La Cruz Roja registraba hoy unos 3.800 evacuados, pero se estimaba que el número de quienes abandonaron sus hogares es mucho mayor, debido a que muchos lo hicieron por medios propios, señala un despacho de la agencia Ansa.
Un hombre de 31 años y un joven de 15 fueron arrestados por su presunta responsabilidad en el inicio del fuego, en tanto la policía federal anunció que participará de las investigaciones y que muchas de las áreas afectadas fueron cerradas como escenas de crimen, ante la posibilidad de incendios dolosos.
El primer ministro australiano, Kevin Rudd, acusó de "homicidio masivo" a los pirómanos responsables de los incendios, algunos de los cuales volvieron a encender fuegos ya controlados después que los bomberos abandonaron la zona.
"No hay otras palabras para describir su crimen", afirmó el primer ministro, y exhortó a los australianos a prepararse para una situación peor, ya que teme que la cantidad de muertos "siga aumentando", opinión compartida por el jefe del gobierno de Victoria, John Brumby.
Especialistas en identificación de víctimas llegaron al lugar desde todo el país para realizar una tarea sin precedentes, ya que deberán trabajar con restos carbonizados y utilizar métodos como pruebas de ADN, fotografías y datos odontológicos.
Estos incendios son los más devastadores de la historia reciente del país, ya que en ellos murió más gente que en los del llamado "Miércoles de ceniza", de 1939, que se cobraron 75 vidas.
Desde Londres, la reina Isabel II de Inglaterra, que es también soberana de Australia, se declaró "impactada y entristecida", mientras el primer ministro británico, Gordon Brown, ofreció ayudar, informó Ansa.
Télam.