Domingo 08 de Febrero de 2009 Edicion impresa pag. 40 > Cultura y Espectaculos
El Apocalipsis según Hollywood

Es el principio del fin de la humanidad. Una nueva metáfora acerca de lo que pasó en Nueva York y luego en Madrid y, se supone, podría desatarse en cualquier momento y ciudad del mundo. Con el sello de J.J. Abrams que la produce. Un todo filmado con una cámara testigo que hace más desesperante la narración.

No menos de quince películas acerca del fin del mundo se han visto en la pantalla grande en los ocho años que lleva el nuevo milenio. Cada una de ellas representa una teoría apocalíptica.

La desgarradora imagen televisiva de las Torres Gemelas envueltas en humo y llamas dejó en el imaginario colectivo una huella profunda. Hasta ese momento, las hipótesis acerca del fin de los tiempos tenían una abundante cuota de delirio o de lejana posibilidad que nos permitía asistir al espectáculo del cine con una actitud casi infantil. Sin embargo, la edad de la inocencia en la era de los atentados suicidas y en gran escala ha quedado definitivamente sepultada.

Ahora sabemos que un hecho brutal, de colosales dimensiones, es factible. Ya sucedió una vez. Como suele decirse en estos casos: la realidad ha superado a la ficción. ¿Entonces, qué?

El cine de ciencia ficción tomó nota de esta sangrienta clase que nos dejó la historia reciente. Pero avanzar sobre un terreno sin pavimentar, como lo es la flamante conciencia de lo truculento y lo desquiciado para una sociedad que cree, ahora sí, haberlo visto todo, ha requerido por parte de guionistas y directores diverso tipo de esfuerzos. Había que llevar el presupuesto de la finitud hasta límites nunca vistos. Algunos, pocos, hicieron un buen trabajo, los otros se quedaron cortos o bien sus ideas no pudieron reflejar un sentimiento universal.

Si un día la civilización se enfrentara al último de sus días, ¿cómo sería eso? ¿Qué elementos intervendrían? ¿Cuáles serían las razones de su ocaso? Estas preguntas seguramente no difieren mucho de las que se han hecho estrategas militares y científicos por estos años.

Curioso o no, los intentos de Hollywood por recrear el Apocalipsis no estuvieron enfocados en la realidad. En la mayoría de los filmes el factor creativo se vinculó con ideas básicamente estrafalarias acerca de cómo podrían concluir los días de la humanidad en el planeta Tierra.

Dragones salidos de las entrañas del planeta, extraterrestres (en buen número), monstruos de toda forma, carácter y color (en abundancia también), enfermedades altamente contagiosas, sucesos inexplicables que conducen al suicidio colectivo, investigaciones destinadas a encontrar reinos infernales, tecnología fuera del control de los hombres son algunos de los ítems que componen el escenario de la destrucción masiva.

El Armageddon ha tenido un morboso atractivo sobre los públicos de todas las épocas. Pero, acaso por una ironía propia de la vida, ninguna teoría cinematográfica parece acercarse a los colapsos que terminan por filtrarse en la sociedad real. El filme "The bank" pudo, al menos en parte, haber prefigurado la actual crisis financiera. Y "La guerra de los mundos" (la novela primero y la primera película después) debió servir como una metáfora parcial de las tensiones desatadas entre dos culturas de concepciones políticas y religiosas contrapuestas.

Sin embargo, ninguna mirada futurista fue capaz de anticiparse al 11-S (si bien un grupo rapper había diseñado para la portada de su disco un avión colisionando con las Torres Gemelas), como seguramente se quedarán por fuera de los próximos guiones los conflictos entre países que hoy permanecen en una paz tensa pero que mañana podrían hacer volar un país enemigo.

A igual que la publicidad, el cine ha demostrado ser capaz, al menos en su versión más industrial, de asistir sólo con retraso al pensamiento y a las tendencias que ocupan al mundo contemporáneo. Su mirada ha permanecido fija en un territorio conocido y hasta cierto punto señalado (terroristas de la ex URSS o de origen árabe robando bombas atómicas, laboratorios multinacionales en poder de virus letales). Hasta hoy Hollywood no buscó verdadera inspiración en China o África, por ejemplo, dos geografías que ya fueron visitadas por la literatura actual y que deberían ser material de lectura e hipótesis de conflicto para militares, políticos y líderes empresarios.

El director M. Night Shyamalan, el mismo que nos sorprendió con la vuelta de tuerca de "El sexto sentido", ha sido uno de los pocos realizadores que plasmó una idea original en su último filme: "The Happening". La película -está en los videoclubes de la región- adhiere a la teoría general de que la Tierra es un organismo viviente y que los hombres, como huéspedes inesperados, han agotado su paciencia. Un día la naturaleza se tomará su revancha.

Por lo demás, los filmes de estos últimos ocho años escasamente nos iluminan acerca del tema. Algunos al menos cumplen su función principal: resultan entretenidos. Obvios, pero entretenidos.

 

CLAUDIO ANDRADE

candrade@rionegro.com.ar

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