El lanzamiento de la candidatura del secretario de Gobierno de la comuna, Mariano Mansilla, a primer concejal por la lista de su partido, Une, ha puesto en crisis a la coalición que gobierna el municipio y el fantasma de llegar a las elecciones con listas separadas -dos o quizá más- ronda los círculos políticos municipales.
La sospecha opositora siempre latente de que esa alianza multicolor es una bolsa de gatos y de que más tarde o más temprano quienes la integran terminarán enfrentados entre sí, sumada a las dificultades arrastradas por la gestión Farizano durante su primer año de gobierno, refuerza esa impresión.
Sin embargo, cuando se analiza más cuidadosamente la cuestión, se advierte que la posibilidad de que las fuerzas que integran la coalición municipal -UCR, PJ, Une, Libres del Sur y Frente Grande, entre otras- marchen separadas a los comicios no necesariamente equivale al acta de defunción de la alianza. Claro que no por eso dejan de existir ciertas falencias de fondo que aquejan al equipo municipal, como cierta tendencia a la dispersión y algunos déficits en materia de gestión.
En la génesis del lanzamiento de la candidatura de Mansilla se encuentra el crecimiento que ha tenido Une desde las últimas elecciones y las contradicciones que ha generado la designación del antiguo abogado de ATE como secretario de Gobierno municipal. En realidad, ni Mansilla parece estar cómodo en esa función ni Farizano parece estar satisfecho con su secretario político. Acaso porque uno no ha nacido para fusible y el otro no puede gobernar sin alguien dispuesto a cuidarle las espaldas.
Por eso la postulación de Mansilla, en apariencia imprevista, no constituye en realidad ninguna sorpresa, era algo que se venía barajando en el seno de Une y que, en todo caso, se vio precipitado por los tanteos iniciados -según Une, por el PJ y la UCR- para armar una lista de unidad que colocaba al candidato de esa fuerza en un discreto tercer lugar después del justicialista Darío Martínez y del radical Horacio Baldo. Para colmo de males, esa hipótesis impedía la postulación de Mansilla, porque el tercer lugar de la lista forzosamente debía ser cubierto por una mujer.
Como quiera que haya sido, muy cerca del intendente se le restó dramatismo al lance protagonizado por el secretario de Gobierno. "Son aprontes para mejorar su posicionamiento. Lo mismo pasa en el PJ donde se largó Darío. Son fuegos de artificio que en muchos casos tienen que ver con la interna de cada fuerza, pero en realidad nadie quiere romper la coalición", sostuvo una fuente cercana a Farizano.
El propio intendente salió al cruce del lanzamiento de su colaborador para rescatar la unidad. "El plan A es lograr una lista de unidad", advirtió cuando se lo consultó sobre el tema.
El intendente no está apurado para hacer nombres porque tampoco quiere precipitar la fecha de las elecciones. Según explican sus íntimos, está persuadido de que lo mejor es separarlas de los comicios de octubre, pero piensa que el momento ideal es de acá a cuatro o cinco meses, "cuando haya transcurrido cierto tiempo para que los vecinos puedan apreciar la gestión", a su entender opacada durante casi todo el 2008 por la sucesión interminable de conflictos gremiales y sociales.
"Las elecciones de concejales les importan a cinco o seis mil personas, el resto de la gente no les da mucha pelota", razonó la fuente, para lamentarse luego de la prescripción de la Carta Orgánica que manda renovar la mitad del Concejo cada dos años.
En verdad, los comicios a mitad de mandato hasta ahora no fueron favorables para los gobiernos municipales. Lo supo Quiroga, que sufrió dos reveses, y lo sabe Farizano, que está evaluando la posibilidad de convocar a convencionales para reformar la Carta Orgánica junto con los comicios de este año. Algo que podría cambiar el perfil de la campaña.
Une no es la única fuerza que busca un "posicionamiento" de cara a las elecciones. Desde el justicialismo se lanzó a Martínez y Libres del Sur saldrá a buscar mañana la reelección de Mercedes Lamarca. El Frente Grande, en cambio, resolvió ayer impulsar una lista de unidad. De no ser posible pedirá internas abiertas, "la forma más democrática de zanjar la cuestión", según una dirigente del sector.
En realidad fue el propio radicalismo el que encendió la discordia. En diciembre del año pasado el titular del partido, el diputado Eduardo Benítez, advirtió que "para un radical no hay nada mejor que otro radical" y se pronunció a favor de que la UCR marche separada tanto a la elección de diputados nacionales como a la de concejales de la capital.
La postura colisiona con el interés de Farizano, que intenta preservar la relación con el gobierno nacional porque necesita las obras financiadas con fondos federales para que no naufrague su gestión.
La postura de Benítez no es la única dentro del radicalismo que apunta a tomar distancia del aliado justicialista. Aunque algunos diferencian entre la elección de diputados, en la que prefieren ir solos, y la de concejales, en la que estarían dispuestos a mantener la alianza, otros ven la relación con el kirchnerismo como un condicionante que les ata las manos.
El ex intendente Horacio Quiroga, alejado del gobierno nacional desde el voto "no positivo" de Cobos, ahora quiere acceder a una banca de diputado encolumnando tras de sí al radicalismo y, si puede, a todo el antikirchnerismo neuquino.
Quiroga disimula cada vez menos su pobre opinión sobre la coalición municipal y entre sus íntimos están más interesados en averiguar a dónde irán a parar los votos descontentos del MPN -que, dicen, suelen ser abundantes- que en el destino de los del oficialismo justicialista, que para ellos no cuentan tanto.
En el búnker de Farizano piensan diferente: "Hay una contradicción entre lo que necesita ´Pechi´ y lo que necesitamos nosotros", confió una fuente próxima al intendente. Y agregó que no se imaginan una experiencia exitosa de alternancia al MPN si no se contempla un acuerdo de largo aliento con el PJ.
HÉCTOR MAURIÑO
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