Estamos dando un nuevo paso hacia la consolidación y dinamización de un modelo de integración regional en el cual la herramienta "región" pase a ser el elemento conceptual aglutinante de lo político, lo económico, lo social, lo cultural y lo geográfico. El nuevo espacio de acumulación del poder político y económico que negocie con el poder central debe ser la región a nivel nacional.
La globalización es un dato de la realidad -no es un mero recurso teórico-discursivo- que se debe tener en cuenta a la hora de las decisiones; agruparse como región -patagónica, andina, argentino-chilena, Mercosur, etc.- es simplemente una estrategia para negociar en términos más competitivos con las regiones-naciones más desarrolladas y lograr escala en, por ejemplo, la comercialización de productos locales. Éste es el esquema en lo internacional que cierra con lo expresado en el párrafo anterior.
El término globalización debe tomarse con cuidado y prudencia; es una nueva versión del capitalismo, la que adopta, hacia fin del milenio, la transnacionalización del capital financiero, pero también es la del avance, instante a instante, de las últimas tecnologías de punta que nos conducen a grandes cambios culturales y de identidad. En síntesis, la globalización puede ser una oportunidad o una amenaza, según las medidas que se tomen para protegerse del vendaval. Puede ser producción, capacitación, integración, nuevas tecnologías, crecimiento con equidad, o desempleo, destrucción del ambiente, aculturación, competencia salvaje, deserción estatal, etc. El lado positivo y el de los efectos no deseados. El lado noble y el perverso de la globalización.
Con este marco, la propuesta de la provincia de Río Negro es constituir una región bioceánica que incluya a las regiones VIIII, IX, XIV y X de Chile y a las provincias argentinas de La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut.
"Físicamente abarca casi 550.000 kilómetros cuadrados, 7.000.000 de personas, es decir: una superficie equivalente a España o al 14,14% del territorio conjunto de Chile y Argentina y al 2,83% de la superficie de toda Sudamérica". La suma de recursos estratégicos, tales como hidrocarburos, agua, biodiversidad y minerales, más la posibilidad de ofertar productos turísticos, agroindustriales y tecnológicos sugieren, por lo menos, imaginar una forma más digna e inteligente de propiciar el desarrollo, independizándola de las gestiones centrales de turno.
Este recorte físico incluye cuatro puertos en el Atlántico (Bahía Blanca, San Antonio Este, Punta Colorada en Sierra Grande y Puerto Madryn), tres puertos en el Pacífico (Talcahuano, Corral de Valdivia y Puerto Montt), con la oferta de un sistema integrado de comunicaciones que incluye los pasos Puelo, Manso, Pérez Rosales, Cardenal Samoré, Huahum, Carirriñe, Tromen o Mamuil Malal, Reigolil, Icalma, Pino Hachado, Copahue, Pichachén, Buta Mallin y Lumabia-Salitre. Este contexto geográfico está surcado por un conjunto de rutas nacionales y provinciales y tres líneas ferroviarias (dos en Argentina y una en Chile), que puestas al servicio de un objetivo común serán los medios o instrumentos que permitirán potenciar social, política y económicamente la región involucrada: la Norpatagonia binacional.
Vemos entonces cómo el análisis nos lleva a sustituir el concepto de bioceánico por el de bioceanidad, más complejo, más abarcador, que nos permite salir de una cuestión meramente de transporte para introducirnos en el verdadero desafío que es el del crecimiento con desarrollo de la geografía involucrada. En términos más específicos, debemos insistir en lo pernicioso de la visión competitiva de los diversos bioceánicos, dando lugar a la necesidad de desarrollar la complementariedad no sólo de la infraestructura básica sino de la suma de todos los recursos disponibles.
En particular, sostener que resolveremos el tema del tránsito y el tráfico solamente por uno o dos pasos no pareciera corresponderse con la realidad que marcan las estadísticas, la propia dinámica del intercambio o los acuerdos oportunamente firmados entre Chile y Argentina. Por el contrario, pareciera ser que la propia demanda irá marcando la necesidad de volcar recursos a otros pasos, en la medida en que colapsen los actualmente prioritarios.
Conteste con lo expresado, la provincia de Río Negro, a lo largo de 26 reuniones del Comité de Integración Región de los Lagos, ha dado su apoyo a todas las mociones que plantean mejora y/o apertura de nuevos pasos por entender que el mayor obstáculo a este gran proyecto de integración binacional justamente lo constituye la falta de conectividad, así como la pesada burocratización de los trámites en los Complejos de Frontera, dignos de otros tiempos donde la hipótesis bélica permeaba todas las normativas vinculadas.
Dando cumplimiento al convenio firmado entre el Ministerio de Economía de la Nación y la provincia de Río Negro para el desarrollo del Corredor Bioceánico Norpatagónico, ha finalizado la primera etapa de los estudios de prefactibilidad del Bioceánico. Al decir de los técnicos involucrados, el enfoque sistémico, una vez dilucidado, permitió descubrir y formalizar una formidable hipótesis de desarrollo que, con toda rigurosidad, surge del análisis de todos los complejos productivos existentes.
El problema de Villa La Angostura, así como otros de igual o mayor envergadura tales como la pobreza sistémica de la Región Sur o el norte neuquino, la desocupación o la inequidad en la distribución de la riqueza sin distinción de jurisdicciones, seguramente podrán corregirse toda vez que el ejercicio de la tolerancia y la razonabilidad no voluntarista pueda armonizar intereses a veces no concurrentes.
La Norpatagonia bioceánica tiene hoy un proyecto, recursos, mujeres y hombres, del ámbito público y privado, con capacidad y compromiso para realizarlo.
¡Pongamos manos a la obra!
RICARDO CABRAL (*)
Especial para "Río Negro"
Ingeniero. Secretario permanente de Integración Región de los Lagos.