BAGDAD.- Las elecciones iraquíes se han convertido en un voto de castigo para los consejos provinciales que en cuatro años no han sabido ofrecer a la población los servicios básicos, como el agua, la electricidad y el empleo.
El ejemplo más sorprendente fue Kerbala, uno de los lugares santos del islam chiíta a 100 kilómetros al sur de Bagdad, donde el partido Dawa del primer ministro Nuri al Maliki perdió frente a un antiguo miembro del partido Baas, Yusef al Habubi, conocido por su apego al laicismo.
"Lo que ha pasado prueba que hoy los habitantes consideran que más vale votar por el que fue gobernador adjunto durante el antiguo régimen ya que entonces los servicios funcionaban mejor que hoy", asegura Karima al Saadawi, una periodista de Kerbala.
Este giro, casi seis años después del derrocamiento de Saddam Hussein, se debe a la decepción, estima Ali Jassem, un comerciante de la ciudad.
"Pensábamos que los partidos llegados al poder después de la caída del antiguo régimen cambiarían radicalmente las cosas, sobre todo en términos de reconstrucción, de construcción, de empleo y de electricidad, pero no se produjo nada significativo, entonces la gente prefirió a alguien como Al Habubi", explica.
Esta vez los votos no se basaron en convicciones confesionales sino que se dieron en función de la vida cotidiana.
Quizá por eso, según los datos preliminares de los comités electorales, el Consejo Superior Islámico de Irak de Abdel Aziz Hakim, próximo a Irán y que se presenta como el partido de la Marjaiya (principal autoridad religiosa chiíta) perdería varias de las siete provincias que controlaba en provecho de la formación del primer ministro.
"La gente está harta de la forma de actuar de los partidos religiosos, ya que están desvinculados de la vida moderna y especialmente el CSII, que mantiene relaciones sólidas con Irán", explica Mohamed Kazem, un empleado que reside en Nayaf.
Otra muestra de la indiferencia por los partidos religiosos queda patente en el caso del ex primer ministro Iyad Alaui, antiguo baassista y laico, que está en cabeza en al menos dos provincias chiítas y otra sunnita. (AFP)