Domingo 01 de Febrero de 2009 Edicion impresa pag. 22 > panorama rionegrino
Desnudos
Ante un Estado carente, Saiz ofreció medidas que su equipo cree pobres. La crisis frutícola y la precariedad energética, reflejos de la anomia.

Nadie conoce ni ha visto a Saiz gobernar en la adversidad. Llegó el momento y, por ahora, lo hará con el mismo equipo. La economía regional afronta su cara de infortunio. Las finanzas públicas ya no son lo que eran. El Estado aparece -otra vez- desnudo.

Treinta minutos necesitó Saiz para explicarle a su gabinete qué piensa de su gobierno y qué hará Río Negro para afrontar esta imprevisible y mundial crisis recesiva.

"Estamos mal pero no tan mal", sintetizó. Confirmó a su equipo. "Nadie me va a imponer cambios", les dijo. También pidió "espíritu de cuerpo" a sus ministros, que sindicó como usinas de versiones. Y cerró con una sarta de primitivas medidas de ajuste, siempre diseñadas para anunciar pero no cumplir: ahorros en subsidios, viáticos, alquileres y otras erogaciones.

Ni asombro ni efectividad promete el plan lanzado por Saiz. El más extrañado fue el ministro Verani. No fue consultado. El gobernador garabateó estos conceptos con el secretario general, Francisco González.

Saiz se fue. Los ministros quedaron frente a sus rivalidades y contrastes. Aceptaron que esas medidas eran escasas. Son gestos, coincidieron.

Verani fue el más concluyente. Renovó su reclamo para unificar las cuentas bancarias del Estado. El ministro apunta que unos 150 millones de pesos de organismos y empresas públicas se diseminan o están inmovilizados mientras que Hacienda recurre a préstamos informales del Banco Patagonia para salarios. El proyecto de Verani cumplió un año y Saiz no lo firmó por la oposición en el gabinete, que descubre en ese instrumento más poder para Hacienda.

Un año es mucho tiempo y otro mundo emerge. En enero Verani solicitó al Patagonia para sueldos casi 140 millones que luego cubrió con ingresos diarios. Similar mecanismo utilizará esta semana para comenzar con el nuevo cronograma. El año pasado la provincia abonó casi 2,5 millones por ese aporte bancario. Un precio innecesario si -como se insinúa- la irresolución está atrapada en la mezquindad interna. Si la razón es otra, falta aún conocerla y analizar opciones, porque algo habrá que hacer.

En la sospecha Verani priorizó la unificación. Algunos pares -como González y Juan Accatino- pidieron participar en las prioridades que se fijan para las nuevas disponibilidades. Descreen de que todo vaya a sueldos, como dice el contador.

Una difícil frontera entre la realidad y la fantasía se dibuja en el gabinete cuando Verani describe el estado de los números. Éstos nunca son los que son cuando quien habla es un ministro de las finanzas. Pero hay datos insospechados: seis de cada diez pesos -el 62%- usados por Río Negro equivalen a aportes nacionales. Economía nacional acepta que los recursos del 2009 estarán entre un 10 y un 13% por debajo de sus proyecciones. Esta revelación se traduce en una merma millonaria para Río Negro. Así, la respuesta rionegrina tendrá que ser algo más que aquel raquítico paquete de crisis.

Saiz se cierra en su estatismo cuando detecta públicos reclamos. Paralizó su boceto de cambios, que había consentido con reales ofrecimientos: el Ministerio de la Familia para la ex diputada Delia Dieterle y, entre otros, la presidencia del IPPV para el legislador Mario De Rege.

Afuera hay problemas, no una conspiración. El oficialismo genera su reacción. Habrá reacomodamientos en el Poder Legislativo. Daniel Sartor abandonará la presidencia del bloque oficialista. Su sucesión abrirá otro dilema para Saiz: elegir entre Adriana Gutiérrez y María Inés García, dos incondicionales.

El alejamiento de Sartor se explicaría por varias razones. Por caso, el expediente que analiza la Fiscalía de Investigaciones por "desproporcionado crecimiento patrimonial" a partir de una denuncia de la defensora del Pueblo, Ana Piccinini. Aun así, la motivación hay que buscarla en elementos más políticos y precedentes. En los últimos meses Saiz asumió -como con otros- una actitud más reacia a los planes ofrecidos por Sartor, que computa ahora altos débitos por su exposición frente a devaluados beneficios.

Esta conclusión se generaliza. Nadie está cómodo en el lugar del que goza en este oficialismo. Habrá otras travesías. El vicegobernador Bautista Mendioroz tendrá la suya mientras que el partido radical arma su estrategia. El gobierno K se distrae y se ocupará de sus dificultades.

Los aliados se debilitan y los amigos son cada vez menos. Las réplicas habrá que buscarlas en el gobierno.

Cada paso revela una imprevisión sorprendente. La marcha y contramarcha de la reforma de la norma de regulación laboral de los profesionales y técnicos de Salud (ley 1904) conforma el más reciente ejemplo. Con celeridad inusual, un proyecto de Saiz -con acuerdo de ministros- ingresó en la última sesión legislativa y fue aprobado, con el único rechazo del bloque del Frente Grande-Encuentro. Se modificó sólo un artículo, respondiendo a un pedido de las enfermeras de Cipolletti.

La aprobación desencadenó rápidas reacciones contrarias. El martes, Juan Carlos Scalesi llevó la queja de UPCN al gobernador, quien -sin reparos- acordó suspender esa reforma y abrir un debate mayor, dejando la labor al Consejo de la Función Pública.

Antes, la ministra de Salud Cristina Uría y su antecesora, la legisladora Gutiérrez, se esforzaron y respaldaron las modificaciones alentadas por Marta Milesi. La principal crítica fue motorizada por el defensor adjunto, Ignacio Gandolfi, a partir del rechazo de técnicos hospitalarios.

Bastaron horas para cambiar esa ley con dos décadas de existencia y, a las pocas semanas, Saiz muestra igual entusiasmo para impulsar su restitución legislativa. No hay gobierno que pueda sostener tanta improvisación.

Saiz mantiene su estilo, sus hábitos y su apatía gubernamental, pero ya nada es igual en Río Negro. La suerte de antaño no lo acompaña. La inacción cotiza de modo distinto.

El Estado atesora cada peso para salarios públicos y el aporte a municipios.

La sequía apalea a los ganaderos. Los productores frutícolas soportan las pérdidas de la pera y se abandonan a la suerte de la cosecha de la manzana. Hay otra perspectiva económica.

Las altas temperaturas y la desinversión exhiben la fragilidad energética en Río Negro. Los cortes y los problemas continuarán en el Alto Valle. Los gobiernos de Nación y Neuquén señalan a Río Negro por los males regionales. Es cierto que esta gestión provincial reconoció hace más de un año que existían "zonas rojas" en la provisión eléctrica. Anunció la compra de un generador de 132 kilovatios, hoy en fabricación, con un costo de tres millones. Llegará tarde.

La incertidumbre financiera del futuro retrotrae la mirada al pasado.

Saiz nunca ha recurrido a las prácticas normales del poder. Por eso no se puede predecir y, por lo tanto, tampoco saber lo que sucederá cuando las cosas del Estado carecen de un andar favorable.

 

ADRIÁN PECOLLO

pecollowa@yahoo.com.ar

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