Domingo 01 de Febrero de 2009 Edicion impresa pag. 34 > Sociedad
La fascinante aventura de convertirse en ´pulpero por un día´
En reducido grupo los turistas palpan el antiguo oficio. El paseo lleva a playas a 45 km de Las Grutas.

LAS GRUTAS (ASA) - Los han visto plegar sus cuerpos como arcos, fijando la mirada en el vasto terreno que despeja el mar al replegarse, y castigar el aire con esos ganchos que con inexplicables movimientos capturan las delicias que quedan en la costa casi como un tributo hacia estos personajes que cuidan como nadie la riqueza del golfo.

Los vieron a lo lejos, o se acercaron tímidos a preguntar detalles acerca de ese método tan simple como rudimentario mediante el que observaron rebosar de frescura los baldes conteniendo los clásicos ´pulpitos´, que compraron después, para surtir un plato que recordaron luego como una de las postales más preciadas de sus vacaciones.

Ahora, sin embargo, están junto a uno de los pulperos más reconocidos de la zona, y portan en sus manos un gancho similar al que maneja ´Suncho´, una de las leyendas de la pesca artesanal del Golfo, que les enseñará los secretos de su oficio.

Para estos quince turistas que osaron convertirse en ´pulperos por un día´, en el marco de una novedosa excursión recientemente inaugurada (Ver recuadro aparte) la aventura comenzó temprano, ya que cuando el mar signa la faena hay que someterse sin reparos al ritmo natural que imponen la mareas.

Sin embargo, ´jugar´ a ser pulpero admite diferencias, ya que cuando el contingente que partió a las 7 de la empresa de excursiones ubicada en la tercera bajada arribó al pequeño campamento que ´Suncho´ posee en las inmediaciones del Fuerte Argentino, se encontró con un trabajador completamente despabilado que según les comentó alrededor de las 5 inició su tarea.

Esto ocurre porque para "pulpear" se necesita que la ´bajamar´ despeje la ´restinga´, descubriendo el fantástico universo que habita debajo de las aguas, dirá con voz parsimoniosa el pulpero, captando la atención de sus ansiosos ´aprendices´.

De a poco, cuando comience a subir la marea, los caprichosos accidentes que van formando las rocas se irán llenando de mezquinos charcos, que facilitarán la tarea de capturar los pulpos que se parapetan entre las piedras.

Después, cuándo finalmente el mar lo ocupe todo, no habrá modo de acceder al anhelado tesoro, por eso la labor de completar los baldes implica concentración, rapidez y pericia.

Con ese cometido, y en el marco del bellísimo escenario que aportan las playas ubicadas a 45 km de "Las Grutas", emplazadas justo frente al Fuerte Argentino, el entusiasta grupo de niños y de adultos acompañará a ´Suncho´ en su faena.

Ante el asombro de todos, el viejo pulpero munido de su gancho parece intuir en los imperceptibles movimientos de los hilos de agua, o en un fulgor distinto que en cuestión de segundos se percibe en las rocas la presencia de los pulpitos, que quedan prendidos sin demoras a la herramienta que el hombre introduce entre las piedras con un rápido zigzagueo.

A practicar

Después de algunas indicaciones se empieza con la práctica, y es allí cuándo los principiantes después de varios intentos fallidos comienzan a experimentar la alegría de las capturas, mientras los pulpos empiezan a completar los baldes.

De todos ellos, los más exitosos a la hora de demostrar la habilidad adquirida con el gancho son los más pequeños, que entre risas le mostrarán al pulpero el movimiento de las piezas que despliegan sus tentáculos en el fondo de los recipientes.

Durante el intenso trabajo, las anécdotas narradas por ´Suncho´ no decaen, ya que el legendario pulpero proviene de una familia de recolectores costeros que aprendieron la técnica de captura de pulpos directamente de sus padres y abuelos, a los que cuando niño acompañaba en jornadas eternas que se sucedían en campamentos o "ramadas" al aire libre, para no perder el ritmo de las mareas durante los meses de enero y febrero, los de mayor captura y mayores posibilidades de venta de ´pulpitos´.

Cerca del mediodía, cuándo el sol comienza a apretar y el mar se desenrolla copando la playa como una alfombra leve, el contingente inicia la partida hacia el campamento del pulpero, para limpiar las piezas que se convertirán muy pronto en un suculento almuerzo.

Sin lugar a dudas, las sonrisas que acompañan al orgulloso grupo sólo pueden indicar que ése es el momento más esperado de la jornada, ya que luego de preparar los pulpos colectados, cada uno de ellos disfrutará junto al mar del sabor que de la mano de uno de los más avezados pulperos aprendieron a capturar de las aguas del Golfo.

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