Domingo 01 de Febrero de 2009 Edicion impresa pag. 6 > Nacionales
Policía: Scioli no siente mucha ayuda de Cristina
Signos de desinteligencia en el oficialismo dentro de un distrito clave: Buenos Aires. El gobernador cree que hay una "cuestión de Estado" donde no ve solidaridad.

Es casi imperceptible. El estilo suave y optimista del mandatario de Buenos Aires, Daniel Scioli, comenzó a incluir palabras que muestran cierto fastidio con el gobierno nacional.

El ejemplo más claro fue cuando en plena crisis por el secuestro del empresario Leonardo Bergara, caso en el que están involucrados ex policías y uniformados en actividad, dijo: "Estamos ante una razón de Estado" No se equivocaba.

Preocupado y ocupado en combatir la inseguridad, los que lo conocen bien dicen que el mensaje fue un tiro por elevación para los funcionarios nacionales que parecían más dedicados sólo a aplaudir uno de los tantos anuncios que Cristina hacía en Olivos por esos días, tratando de inyectar entusiasmo en la clase media.

Scioli está decepcionado por la falta de interés que existe ante la reactivación de actividades delictivas de cuadros policiales, y que vuelven a poner a la inseguridad en un plano de prioridad absoluta.

Sabe que el cáncer lo tiene dentro de su distrito, y que indudablemente tendrá que encarar reformas estructurales.

Él, un hombre acostumbrado a sembrar solidaridad en los momentos difíciles del proyecto kirchnerista, esperaba al menos un gesto de reciprocidad.

Desde que tomó las riendas de la gobernación, instruyó a su ministro de Seguridad, Carlos Stornelli, para que desactivara los nichos de corrupción de la policía con la droga y los desarmaderos de autos.

En algún punto se tocaron intereses que ahora parecen repercutir de la peor manera.

Un ex ministro de área sostuvo a este diario que "la equivocación de Stornelli fue volver a armar la cúpula policial, pensando que con esa señal de confianza se portaría bien". Le erró.

Ahora su cargo pende de un hilo, al igual que los de los altos jefes policiales. Una anécdota que le ocurrió en una de sus recorridas por el conurbano al gobernador junto a su esposa, le pintó de cuerpo entero el desafío por delante.

Un grupo de "madres del dolor" por el paco, se le acercó sigilosamente a Karina Rabolini y le rogó que se haga algo con la policía, que no escuchan sus denuncias sobre quiénes serían los "deallers" de la zona.

 

Sospechas de internas políticas

 

En su gabinete, las opiniones están divididas, sobre por qué no llegó el apoyo concreto de Cristina. Muchos se quejan al afirmar que, al final, casos como los del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti o del senador de Santa Fe, Carlos Reutemann, demuestran que los más fieles no son siempre los más premiados.

El gobernador los calma y les dice que, en realidad, no avizora una interna en este delicado tema sino más bien una desorientación profunda del Ejecutivo nacional por la batería de temas graves que lo aquejan.

En la Rosada, en tanto, saben que Scioli sigue siendo una de sus piezas mejor vistas por la sociedad, y que si quieren ganar en la provincia de Buenos Aires tendrán que apostar a su presencia en la campaña.

El ex motonauta también guarda una respetuosa relación con sectores disidentes del peronismo que estarían a punto de acordar un polo opositor. Eso, sumado al de Elisa Carrió o con los radicales desperdigados y socialistas, hará difícil el triunfo del kirhnerismo.

En tanto, José "Pepe" Scioli sería integrante de la lista que el gobierno diseñe para las elecciones parlamentarias nacionales.

El hermano del gobernador es el principal operador con los intendentes, quienes ya están perdiendo la paciencia por la obra pública prometida por Cristina en Olivos y que no termina de convertirse en realidad.

Difícil disyuntiva para Daniel Scioli, que trata de trascender a un proyecto nacional que se va apagando, sin olvidarse de su responsabilidad institucional.

 

HORACIO CARIDE

Agencia Buenos Aires

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