Domingo 01 de Febrero de 2009 Edicion impresa pag. 5 > Nacionales
Empresas K ampliarán aeropuerto de El Calafate

El gobierno de Santa Cruz planea ampliar el aeropuerto de El Calafate y ya abrió ya los sobres de la licitación para llevarlo de 3.000 a 9.000 metros cuadrados. Para ello, tres empresas constructoras ligadas al krichnerismo compiten por ganar la obra con ofertas que superan en 10 millones de pesos el presupuesto oficial.

Se trata de las empresas Petersen (del grupo Ezkenazi), Thiele y Cruz SA, Rodalsa SA y Austral Construcciones SA, empresas que habitualmente ganan la mayoría de la obra pública en Santa Cruz.

Las obras prevén la construcción de los laterales de la aeroestación, donde se dispondrán nuevos sectores de arribos y salidas, además de nuevos equipos para recupero de equipajes, y sectores que albergarán a la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el personal de rescate y extinción de incendios.

El presupuesto oficial es de $60.263.075,79 y las propuestas de tres constructoras interesadas superaron hasta en un 25% ese monto. Se trata de Petersen, Thiele y Cruz SA (que ofertó $72.282.874,20), Austral Construcciones SA ($74.947.400,68) y Rodalsa SA ($76.842.762). Mientras la primera pertenece al grupo del empresario Enrique Eskenazi y habitualmente realiza obras viales y viviendas en Santa Cruz, Austral Construcciones SA es del empresario kirchnerista Lazaro Báez y el mayor adjudicatario de la obra publica, en tanto que Rodalsa SA también se la ha vinculado al pool de empresas de Báez.

En los ´90, con el auge del tursmo internacional, el entonces gobernador Néstor Kirchner proyectó el primer aeropuerto en El Calafate, que con aportes nacionales del gobierno de Carlos Menem, con una inversión de 5 millones de dólares.

Pero la pista de aterrizaje no soportó el movimiento de aviones de gran porte, por lo que rápidamente fue declarada inútil y reconvertida en una anchísima avenida de ingreso a la ciudad para el goce de los visitantes, y en parcelas que fueron adquiridas a valor fiscal entre otros por Néstor K, quien luego se las vendió a la firma chilena dueña de los supermercados Jumbo, Disco y Easy en 2.400.000 dólares (La Nación/Crítica)

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