Domingo 01 de Febrero de 2009 Edicion impresa pag. 54 > Deportes
El Super Bowl será una fiesta, pero un poco más barata
El evento deportivo más importante de EE.UU., golpeado por la crisis

Si se dice que el deporte es una religión secular, el Super Bowl de hoy entre Pittsburgh Steelers y Arizona Cardinals es como el Yom Kippur, la Navidad y el Ramadán juntos para los Estados Unidos. Pero el mayor evento del calendario deportivo estadounidense no puede escapar en esta ocasión a los problemas de la economía.

Algunas compañías, como General Motors o FedEx, que habitualmente invertían en uno de los anuncios extracaros que salpican el partido de fútbol americano, son ahora demasiado pobres y demasiado sensatos como para gastar 100.000 dólares por segundo televisivo en promoción.

A pesar de la crisis, el precio de un anuncio de 30 segundos es más caro que nunca: tres millones de dólares. Las publicaciones "Sports Illustrated" y "Playboy" han suspendido sus habituales fiestas. Y los espectadores que otros años se lanzaban a comprar enormes pantallas de televisión para ver el Super Bowl se conforman con aparatos normales o con los viejos de toda la vida. Incluso en Tampa, ciudad donde se disputa la final, los líderes de la ciudad están intentando atraer fans, que preferirán viajar el mismo día para ahorrarse la noche de hotel.

Según Sean Pate, director de la web StubHub.com dedicada a la venta de billetes por Internet, los precios por los boletos para el partido de esta noche son los más baratos en los últimos siete años. Pero barato es, por supuesto, un término relativo. Pate dijo a la web de la NFL (liga estadounidense de fútbol americano) que las entradas más baratas, que costaban 1.000 dólares, pueden comprarse a 500.

El Super Bowl ofrece una esperada escapatoria, un oasis de diversión. "Estaré con amigos bebiendo cervezas y olvidando mis problemas mientras veo el partido, que realmente no me interesa nada", dijo a dpa Greg Wills, vendedor de productos deportivo en San Francisco.

Se estima que 90 millones de estadounidenses verán el partido en televisión. Cuando suene el pitido final, será momento de volver a la realidad y comenzará otro ritual. "Esa será para mí la señal de comenzar a preparar mis impuestos", agregó Wills.

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