Actualmente, "Nacho" -así figura en programa- integra el exitoso elenco de "Cash" en el Teatro Maipo, que se estrenó el 13 de enero con dirección de José María Muscari.
Actuó además, entre otras, en "Closer" y "Tres versiones de la vida" (´08); "Víctor, Victoria" (´07), "María de Buenos Aires" (´04/´05), "Lapsus" (´04), "La cuestión del deseo" (´03/´04), "El libro de Ruth", dirigido por Santiago Doria (´03), y "Finlandia", de Ricardo Monti (01).
En tele hizo "Socias" el año pasado, "Amas de casa desesperadas", versión para Brasil y Colombia (´07/´08); "Alma Pirata" (´06), "Criminal" y "Conflictos en red" (´05), "¿Quién es el jefe?" y "Jesús el heredero" (´04), "Soy gitano" (´03), "Infieles" y "Son Amores" (´02), "Los buscas de siempre" (´00), "Campeones" y "Mamitas" (´99), "Mía, sólo mía" y "Ricos y famosos" (´97).
En cine filmó el año pasado "Disculpen la molestia", de Luca Manfredi; "No fumar es un vicio como cualquier otro" (´07), de Sergio Bizzio; "Solos", de José Glusman (´06), y "El acompañamiento", de Carlos Orgambide (´89).
"Básicamente hice lo que quise. Me abrí paso como actor. Soy conocido, tengo una buena carrera y la posibilidad de hacer trabajos muy diferentes, cuestión que me gusta. Si algo quiero para mi vida profesional es cambiar, aprender y evolucionar. Y, en ese sentido, consigo los objetivos porque estoy siempre haciendo cosas nuevas, que me sorprenden, que me resultan un desafío. El balance sería haber realizado lo que me hace más feliz, actuar en propuestas diferentes", dice este actor que nació en Roca el 11 de junio de 1965 y vive en Buenos Aires desde hace más de dos décadas.
-Usaste la expresión "buena carrera"?
-Los trabajos son buenos cuando se los hace con ganas, justamente porque significan un estímulo, un reto, y no se termina cayendo en esa cosa medio rutinaria que tiene ganarse la vida. Pasa que puede preferirse la comodidad o la seguridad que dan determinados roles o lugares en la televisión o el teatro mismo. Yo rechazo las propuestas que me resultan más cómodas o más conocidas y me inclino por lo que siento más estimulante, lo nuevo.
-¿Cuánto jugaron a favor tu imagen, tus características físicas, y cuánto en contra?
-En realidad, con la imagen siempre he estado en falta. No porque sea un tipo, digamos, con mala imagen, sino porque no la supe explotar en su momento. No supe entender que la televisión se maneja mucho con ella. Quizá por una escuela más teatral y por cierta ingenuidad que puede relacionarse, quizá, con venir del interior. Me han dicho muchas veces, en mi carrera, sobre todo al principio, que se me notaba no ser de Buenos Aires. Que se me notaba el patagónico (reímos) que se ha criado a la buena de Dios. Es como si no hubiera entendido buena parte del negocio en televisión y del espectáculo en general, que se relaciona con dar una imagen de persona exitosa. Por otro lado, en televisión, hice galanes, si querés. Villanos o perdedores pero galanes al fin. Nunca ocupé el lugar de galán ganador. Eso siento con mi imagen, si la tengo: no la aproveché de la mejor manera, no puse el acento ahí. Soy muy relajado con ella. De cualquier modo, mis personajes tuvieron una composición física adecuada. Siempre pensé que la imagen debe estar al servicio de la construcción del personaje.
-Cuando nos vimos en el estreno de "La vuelta al hogar", en el Multiteatro, observé a la distancia cómo Enrique Pinti, por ejemplo, y Fernán Mirás, pares, figuras instaladas, te reconocían.
-Pinti me felicitó por mi trabajo en "Cash", y si lo hizo fue porque quiso, no por otra razón. Eso me hace sentir que formo parte del mundo del espectáculo, de un lugar muy legítimo, sin necesitar más que hacer mi trabajo. Otro de los puntos débiles de mi carrera son las actuaciones públicas. Más allá de que yo estoy casado hace muchos años con una actriz conocida (Andrea Bonelli) y conozco gente del medio, no soy de integrarme mucho.; más bien todo lo contrario. Me llevo muy bien con quienes trabajo, gente muy talentosa, pero no tengo amigos entre ellos. Es como si confiara más en gente que está fuera de ese ámbito. Quizá el tema de la amistad se relacione más con una cuestión conservadora, justamente, con venir de otro lugar y sentir que mis verdaderos amigos están allí, como parte de mi identidad. Supe tenerlos cuando estudiaba teatro, relaciones muy buenas que aún perduran, pero en el ámbito laboral no he conseguido establecer vínculos duraderos; son siempre efímeros, tienen que ver con la circunstancia.
-Es un trabajo que no tiene la estabilidad y la duración de otros y eso hace más fugaces las relaciones.
-Tal cual. Es una tarea muy coyuntural, digamos, la del actor. Se generan mundos, grupos humanos y un montón de estímulos que duran lo que dura una temporada.
-Para este año o el próximo, ¿en qué construcciones te gustaría meterte como actor?
-Estoy buscando un espectáculo enteramente musical, compuesto por canciones, porque me gusta cantar y ya empecé a hacerlo. Primero hice la obra de Ricardo Monti, donde había canciones a capella con música original dentro de una dramaturgia de texto. Y después estuve haciendo "María de Buenos Aires", en los Estados Unidos.
-La opereta de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer...
-Si bien no cantaba, yo era el relator, el duende... era muy musical. Todos mis textos iban con la orquesta y fue una tarea muy plena para mí. Decir textos musicales es lo más completo que he vivido como actor. Después hice una comedia musical, que es actuación con canto, "Víctor, Victoria"; en la segunda temporada, cuando se fue (Fabián) Gianola y entré en lugar de él. Ahora estoy buscando un musical con canciones. Quiero cantar, ser un actor que cuenta historias cantando. Es un proyecto con Andrea (Bonelli), mi mujer, y con Ana María Stekelman, una coreógrafa muy prestigiosa, con mucho sentido de la estética. Estamos viendo temas de los años cuarenta en Buenos Aires y otras partes del mundo, desde Hugo del Carril hasta (George) Gershwing y Marlene Dietrich. Trabajo para armar todo un mundo, más allá de que se realice o no. Eso es lo que me propongo este año como desafío.
-"Armar todo un mundo" es un título, un modo preciso de definirte. Como actor, armás un mundo que al poco tiempo se desarma.
-"Como pompas de jabón", dice el poema de (Antonio) Machado que canta Joan Manuel Serrat en un disco que escuchaba mucho cuando era chico, en Roca. Sí, la profesión del actor es eso: pompas de jabón. Y a lo que aspiro en la vida es a seguir armando mundos.
EDUARDO ROUILLET