Furioso. Muy decepcionado. De esta manera abandonó ayer por la madrugada el Chaqueño Palavecino el escenario de Cosquín.

¿El o los motivos? Por cuestiones organizativas su show duró poco más de una hora, tiempo escaso para él, acostumbrado a maratónicas presentaciones. "No se puede cantar mirando el reloj", se quejó.

El momento del Chaqueño llegó a las 0:20. Una plaza Próspero Molina colmada lo recibió con aplausos y gritos. Él prácticamente no emitió una palabra. Algo preanunciaba que las cosas no estaban del todo bien.

El público disfrutó de una seguidilla en la que se ataron, entre otras, " Yo soy de allá", "Semilla de pueblo", "La taleñita", "Mataco Díaz", "Piel morena", "Balderrama", "Abuelo del carnaval", "Don Amancio", "La ley y la trampa", "Amor salvaje" y "Puerto Tirol".

El año pasado, sobre los mismos tablones, el folclorista permaneció cantando durante tres horas. Esta vez, ni la mitad. A la hora y cuarto, los presentadores del festival subieron al escenario para despedir al Chaqueño. El público, enfervorizado, pidió más. El "otra", "otra", se multiplicaba en las 12.000 bocas de los 12.000 asistentes.

"Yo no me fui sin voz ni a buscar un vaso de vino. Me fui con bronca", subrayó al desmentir versiones que habían trascendido. A pesar de que por la presión popular los conductores lo invitaron a que hiciera una más, fue él después quien se negó. Reconoció que hubo un llamado para que vuelva, "pero yo ya no estaba bien", aclaró.

Más tarde llegarían las explicaciones. Eduardo Mastel, integrante de la comisión organizadora del mayor festival de folclore del país, adujo que la razón por la cual la presentación duró una cantidad de tiempo ostensiblemente menor que en el 2008 fue que el Chaqueño no quiso el cierre sino actuar en medio del show. Después de él, seguía una lista de intérpretes entre los que se contaba el cantautor Peteco Carabajal.

"Con 20 minutos más me arreglaba", protestó Palavecino y agregó que el contrato establecía que podía estar sobre el escenario "hasta dos horas".

Sin embargo, el show estuvo marcado por ciertas imprecisiones y percances relacionados con la coordinación del espectáculo que no ayudaron al ánimo del folclorista.