NEUQUÉN (AN).- Oscar Ottón (62) fue el primero en enterarse de que el crimen de Mario Palacios, en Toluca (México), habría sido por encargo de un hombre poderoso con vínculos mafiosos.
Ottón es un ciudadano chileno que reside en Neuquén desde hace 24 años y conoció al profesor de ping pong asesinado cuando éste gerenció una escuela en la zona del bajo. También lo siguió a Palacios cuando ejerció como profesor en la escuela del Ruca Che que estaba bajo la tutela de la Fundación Cristiana del Deporte.
"A él lo volví a ver en 2003, en junio, en un torneo latinoamericano para sub 13 y sub 15 que se realizó en Santa Clara, Cuba", recordó el deportista.
En esa ocasión mantuvieron varias charlas donde Mario le contó que trabajaba en Toluca y hasta le pidió que si se organizaban un torneo en Neuquén, lo invitaran.
"En setiembre de ese mismo año lo invitamos a participar de un encuentro de tenis de mesa binacional, argentino-chileno, al que vino con un alumno, Fernandito, que venía con sus padres", relató Oscar. Con esa familia mexicana, Ottón pudo compartir varios momentos durante la estadía en la provincia.
La muerte de Palacios, dos meses después, le cayó muy mal y durante mucho tiempo creyó en la versión oficial, de un robo en la panadería donde el compraba todos las mañanas allá en el país Azteca. En 2004, Oscar fue a un torneo internacional que se realizaba en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (Cenar), en Buenos Aires. Allí se encontró con Fernandito y su papá.
"El padre de Fernandino, que es médico, fue el primero en llegar al lugar del crimen cuando la noticia se supo. Él me contó que había un rumor generalizado de que a Mario lo había mandado a matar un tipo poderoso porque se había metido con su mujer", recordó Ottón.
"Esa versión me la corroboró el entrenador del equipo mexicano que también lo conocía a Mario. Además, él tenía un balazo en la nuca, lo que coincide con el proceder mafioso", analizó Oscar.