Tropezar con un ex cónyuge suele causar muchas situaciones tensas, incómodas. David Snyder y Nancy Partridge tienen que lidiar cotidianamente con ellas.
La pareja, que vive en Denver, se divorció tras seis años de matrimonio, pero se ha visto obligada a seguir bajo el mismo techo durante meses, pues no puede vender su vivienda o habitar apartamentos separados debido a la grave crisis económica que está afectando a Estados Unidos. Snyder duerme en el dormitorio principal, en tanto Partridge lo hace en otro más pequeño. Snyder observa televisión en un extremo de la vivienda y Partridge, en el otro. Ambos dividen la cuenta de gastos del supermercado y las tareas en la cocina. En ocasiones cenan juntos, a veces, separados. Hay silencios incómodos o incluso hostiles. "Es el menor de dos males. Creo que sería peor la tensión causada por la ejecución de nuestra hipoteca´´, dice él.
A raíz de la recesión en Estados Unidos y del colapso del mercado de la vivienda, cada vez más parejas que se han separado o divorciado continúan compartiendo el mismo hogar o apartamento, según informaron jueces y abogados especialistas en divorcio. Algunos esperan que vuelvan a subir los precios de las viviendas. Y otros intentan recuperar nivel financiero antes de iniciar una nueva vida con otra pareja.
En ocasiones, las consecuencias financieras de un divorcio son tan sombrías que parejas deciden ofrecer a su ex media naranja otra oportunidad. Kent Peterson, un mediador en divorcios, dijo que una joven pareja estaba haciendo todos los trámites hasta que descubrieron los costos financieros de su separación. "Decidieron tratar de salvar el matrimonio", explicó.
Snyder y Partridge, la ex pareja de Denver, se divorciaron en enero de 2008. Aún no han discutido durante cuánto tiempo compartirán la vivienda. "Hasta que podamos vender la vivienda o hasta que uno de los dos gane la lotería y pueda comprar la parte del otro", dicen.