Los hermanos Schlenker, líderes de una facción de la barra de River, podrían quedar libres a la espera del juicio por el asesinato de Gonzalo Acro y el Rafa Di Zeo, capo de la barra de Boca, también aguarda finalizar su condena en poco tiempo más, pero la situación amenaza cambiar drásticamente para otro de los personajes más violentos del fútbol argentino de los últimos años: Roberto "Pimpi" Camino.
El líder de la barra de Newell´s, acaso creyendo que su impunidad sería eterna, inclusive luego de la histórica derrota de diciembre pasado de Eduardo López, su protector, en las elecciones del club rosarino, lideró el lunes pasado un ataque de medio centenar de barras bravas a las instalaciones de la entidad, lanzando tiros, provocando destrozos y provocando el pavor de unos trescientos asociados y empleados que estaban en el lugar.
La jueza Alejandra Rodenas, duramente criticada por la nueva conducción de Newell´s, por su supuesta inacción ante denuncias anteriores, ordenó ahora la captura del Pimpi, y de dos de sus hermanos, al tiempo que mantuvo la detención de 17 de los 21 detenidos por los incidentes del lunes, a los que acusa de "intimidación pública agravada", un delito que contempla hasta diez años en prisión.
Rodenas había sido duramente increpada, con insultos y hasta empujones, por aficionados de Newell´s opositores a López cuando fue el lunes a las instalaciones del club, tras los desmanes de los barras, que hicieron recordar al sonado enfrentamiento a tiros y palos que protagonizaron hinchas de River en los quinchos del club unos años atrás.
Las nuevas autoridades de Newell´s vincularon al hecho con el ex presidente López, anunciaron derecho de admisión para los hinchas implicados y fueron cautas con la justicia, pero pidieron una firme acción, conscientes del riesgo que implica la decisión de haber cortado el vínculo con los violentos, guardia pretoriana del ex presidente durante años, encargada de reprimir toda protesta opositora, en la tribuna del estadio o en las propias puertas de la AFA, en Buenos Aires.
Fue desde la organización Salvemos al Fútbol, cada vez más comprometida en su lucha contra los violentos, donde se cuestionó más seriamente a Rodenas, sugiriendo que los barras actuaban cuando su juzgado estaba de turno, preguntándose si actuaba de ese modo porque había sido amenazada o porque era incompetente y hasta reclamándole a la justicia que incluyera a la propia jueza entre las personas a investigar.
La jueza recordó que, en una causa que investigó por supuestas amenazas de los barras contra el ex DT Pablo Marini, supuestamente amenazado a punta de pistola por los barras dentro del vestuario, el entrenador negó los hechos y los jugadores también se llamaron a silencio, por lo que aludió al silencio corporativo del fútbol ante estos hechos.
Pero ya no hay más silencio corporativo en Newell´s. Hasta alguna prensa antes cautelosa con López habla hoy ampliamente de una violencia que no se terminará con la caída del ex presidente ni con el eventual arresto de Camino. Pero que precisa sí de decisiones políticas más audaces, porque se trata de una violencia que, por momentos, excede al propio fútbol y tiene una red de protección mucho más amplia que una pelota redonda.
POR EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES