La llegada a la presidencia de Barack Obama levantó una oleada de simpatías en todo el mundo y un interés inédito por conocer más sobre él y su entorno, desde el vestuario de la primera dama, la difícil elección de la nueva mascota para sus hijas o su simpatía por los llamados gadgets (juguetes tecnológicos).
Que Michelle Obama luzca un traje dorado con chaqueta de la diseñadora Isabel Toledo o que la posible mascota de sus hijas sea finalmente un perro de agua portugués no creo que tenga mayor peso específico a la hora de torcer el rumbo de la humanidad.
Tampoco es el punto tratar de conocer al dedillo las preferencias por tal o cual sistema operativo del flamante presidente de los Estados Unidos o cuál será la suerte de su entrañable Blackberry. En absoluto.
Sobre lo que sí vale la pena especular es sobre su actitud hacia la tecnología y cómo puede llegar a influir en las políticas a largo plazo de EE. UU. e indirectamente al resto del planeta.
Cuando se analiza el grado de destreza informática de una persona o grupo social se habla de nativos e inmigrantes digitales, ya sea que pertenezcan a una generación o entorno socio-cultural que nació y creció con las nuevas tecnologías o, caso del devaluado ex presidente Bush, alguien que ignora con entusiasmo todo lo relacionado con computadoras, internet y demás ingenios del tercer milenio. En los pasillos de la Casa Blanca corría el rumor que lo más osado que se atrevía a hacer Bush en una PC era jugar al solitario.
Volviendo a Obama, obvio es que pertenece al grupo de los nativos digitales: desde el uso cotidiano de las herramientas informáticas para comunicarse con sus contactos y enterarse de las noticias en tiempo real, hasta haber aprovechado inteligentemente YouTube para difundir sus ideas mediante el llamado "marketing viral", todo confirma su predisposición hacia el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC).
No es de extrañar entonces que este genuino representante de la generación de nativos digitales haya incorporado a su plan de gobierno a la innovación tecnológica como una parte importante para reducir la brecha digital. El 2 de octubre de 2007 expresó:
"Seamos la generación que forme de nuevo nuestra economía para competir en la era digital. Fijemos los mayores niveles para nuestras escuelas y universidades y demos los recursos que necesitan para que tengan éxito. Reclutemos a un "nuevo ejército" de profesores y demos una mejor paga y más ayuda a cambio de más responsabilidad... invirtamos en la investigación científica e instalemos redes de banda ancha en ciudades y pueblos de todo Estados Unidos".
Sería bueno que nuestros políticos vernáculos tomen nota de un detalle. Este párrafo abre el documento "Barack Obama: Connecting And Empowering All Americans Through Technology And Innovation" (Barack Obama: conectando y dándole poder a todos los estadounidenses por medio de la tecnología e innovación).
En estas latitudes las promesas durante las campañas políticas corren la suerte de los datos almacenados en la memoria RAM: al apagar la computadora simplemente se desvanecen, se esfuman como si nunca hubieran existido. ¡Vamos hombre! No habrá sido usted tan ingenuo como pretender que todo lo que dije durante la campaña lo lleve a cabo.
En el citado documento (al momento de escribir esto no hay aún una versión completa en castellano) no sólo le recuerda al electorado su compromiso con la innovación tecnológica sino que se explaya a lo largo de nueve carillas, delineando los ejes principales para poder concretar su proyecto.
Algunos de los puntos referidos al área de tecnología e innovación son:
- Asegurar el total y libre intercambio de información mediante una internet abierta y diferentes canales.
- Proteger el carácter abierto de la internet.
- Alentar la diversidad en la propiedad de los medios.
- Proteger a nuestros niños al mismo tiempo de preservar la primera enmienda.
- Salvaguardar nuestro derecho a la privacidad.
- Crear una democracia transparente y conectada.
- Abrir el gobierno a sus ciudadanos.
- Traer el gobierno al siglo XXI.
- Desplegar una moderna infraestructura de comunicaciones.
- Desplegar la siguiente generación de banda ancha.
- Emplear la tecnología e innovación para resolver los problemas más acuciantes de nuestra Nación.
- Disminuir el costo de nuestro sistema de salud invirtiendo en sistemas de tecnología de información electrónica.
- Actualizar la educación para satisfacer las necesidades del siglo XXI.
- Modernizar la seguridad pública de las redes.
- Mejorar la competitividad de Estados Unidos.
- Invertir en Ciencia.
- Hacer del impuesto para créditos orientado a estimular la investigación y desarrollo algo permanente.
Aunque esto es sólo una enumeración de los temas tratados en el documento original, me parece interesante tenerlo presente para cuando llegue el momento de discutir qué modelo de sociedad queremos.
Me niego a aceptar que la imposibilidad de replicarlo se base solamente en una restricción presupuestaria. Ése es uno de los obstáculos, es cierto, pero aunque a primera vista suene contra-intuitivo, no es el principal escollo para crecer.
Viendo en directo la asunción de Barack Obama florecieron algunos interrogantes. ¿Cuántas banderas partidarias se vieron en Washington durante el acto? ¿Cuántos colectivos y choripanes se necesitaron para convocar a dos millones de personas a que soportaran las bajas temperaturas del invierno boreal?
O también, ¿cuántos de nuestros políticos pusieron por escrito, después de asumir, lo que habían prometido durante la campaña? ¿A cuántos de nuestros políticos se les cruzaría por la cabeza democratizar el acceso a la información y, más aún, enseñarle al electorado cómo transformar información en conocimiento y este conocimiento en poder ciudadano?
MIGUEL CORSI (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Profesor en Tecnología Informática