Lunes 26 de Enero de 2009 Edicion impresa pag. 16 > Internacionales
Solo en la 4x4 y una trucha con amigos antes de votar

VILLA 14 DE SEPTIEMBRE, Bolivia (AFP).- Sin su habitual escolta y conduciendo su 4x4 blindada, el presidente boliviano Evo Morales acudió este domingo a un recinto electoral de esta población cocalera del Chapare -cuna de su trayectoria sindical y política- para sufragar en el marco del referendo sobre una nueva Constitución.

Como en todos sus actos trascendentales, Morales se cobija en esta región y sufraga en una pequeña escuelita rodeado de sus adherentes, muchos de los cuales son amigos de infancia y de su época de cultivador de la hoja de coca. Morales prefiere votar en Villa 14 de Septiembre porque dice que se siente seguro y porque siempre recibe "el cariño, admiración y respeto" de sus "compañeros" que lo respaldan incondicionalmente como el primer presidente indígena de Bolivia, en los 183 años de historia republicana. "En La Paz -sede del Ejecutivo- me dicen excelencia, en el Chapare hermano o compañero", suele decir.

Afable y confiado, lejos del infranqueable cuerpo de seguridad que casi siempre lo rodea, saluda personalmente a los vecinos e intercambia afectuosos abrazos que dan la sensación de ser un bálsamo tras los tormentosos días electorales.

Antes de llegar a Villa Tunari, que es el centro de operaciones de su estadía en el Chapare, hace un alto para comer un apetitoso plato de trucha en un restaurante enclavado entre la sierra donde prácticamente el comensal escoge el pez que va a comer de un criadero contiguo al comedor. "Lo conozco hace 20 años, desde que abrimos el restaurante", refiere doña Nelly, dueña del establecimiento que lo trata con cariño y hasta con apodos, como el "cocalerito", recordando su pasado sindical.

Morales viajó al Chapare por tierra y parte del recorrido, unos 160 kilómetros desde Cochabamba, conduciendo la camioneta y lo hace raudamente, seguido con dificultad por sus escoltas que prácticamente, con el corazón en la mano, observan como su "jefe" conduce por la sinuosa y peligrosa carretera. Quienes lo conocen personalmente dicen que uno de sus deseos de joven era convertirse en piloto de autos de carrera, además de futbolista, su otra pasión.

En el Chapare, Morales camina sin sobresaltos al lado de sus dos pequeños hijos, Eva Liz, de 13 años, y Álvaro, de 11, en una faceta familiar que muy pocos comparten y conocen del presidente boliviano.

Lejos de la comodidad de un hotel de cinco estrellas, Morales se hospeda en un pequeño hotel de uno de sus amigos, el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, y departe amigablemente y sin ningún reparo con quienes están también hospedados en el "Habana las cocas".

Morales espera que el triunfo del "sí" en el referendo le permita cumplir su promesa de refundar el país. Morales, un indígena aymara que nació hace 49 años sin asistencia médica en una recóndita comarca de los Andes bolivianos sin agua potable ni electricidad, cree firmemente que "la democracia se va a imponer en este día histórico". De fuerte personalidad -Morales no conoce términos medios y muchos lo consideran un maniqueísta- despierta por igual amores y odios entre los bolivianos. Marcó un hito en el 2005 cuando alcanzó la Presidencia de Bolivia, con el 54% de los votos, un dato inédito en los últimos 50 años. Poco después, en el 2006, nacionalizó los hidrocarburos en una medida que abonó su popularidad. En el 2008 Evo puso en juego su cargo en un referendo que le ratificó con 67% de los votos, resultado que mermó además el poder de sus opositores. La popularidad de que goza en sus bases contrasta con los odios que despierta en la oposición, donde se le tilda de autoritario y de querer perpetuarse en el poder.

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