Se calcula que alrededor del año 6000 antes de Cristo comenzó el cultivo de las primeras plantas de tabaco en América. Hace unos 2000 años los aborígenes americanos iniciaron su consumo y empezaron a utilizar enemas de tabaco. Cristóbal Colón lo llevó a Europa en 1492, y allí arrancó su expansión mundial. Pero en 1930 se inició su industrialización. En 1950 la revista médica de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) publicó un artículo histórico en el que confirmaba el vínculo entre el hábito de fumar y el cáncer de pulmón.
Unos 14 años después, en el mismo país, sería el director general de Salud Pública quien advertiría a través de un informe que el consumo de tabaco ocasionaba cáncer de pulmón "en los hombres": por entonces no estaba tan generalizado el consumo entre las mujeres. Fumar tabaco está fuertemente asociado al daño que ocasiona a nivel pulmonar, pero los daños van mucho más allá. Y según el último número del Atlas del Tabaco realizado y editado por la American Cancer Society, existen pruebas científicas contundentes que afirman que los fumadores sufren riesgos mucho mayores de muerte ocasionada por numerosos tipos de cáncer, dolencias cardíacas, accidentes cerebrovasculares y otras muchas enfermedades.
Un mapa de los blancos el tabaco
- Pulmones. El tabaco causa el 90% de los casos de cáncer de pulmón, un 75% de los enfisemas y las bronquitis crónicas (conocidas en conjunto como EPOC) y de un 25% de las dolencias cardíacas isquémicas.
- Pelo. Además, el pelo de un fumador sufre de olor y decoloración.
- Ojos. Tienen picores, lagrimeo y parpadeo excesivo. También se cita como causa de degeneración macular (afección de la retina que disminuye la visión central de manera irreparable) y cataratas (opacidad del cristalino de ojo).
- Sistema nervioso. El cigarrillo predispone al derrame cerebral, y como adicción tiene una dinámica capaz de producir el síndrome de abstinencia al tratar de dejarlo.
- Oídos. Pueden padecer infecciones e incluso sordera parcial.
- Nariz. Disminuye la capacidad olfativa. El cáncer en las fosas nasales y de las cavidades paranasales está asociado con el consumo de tabaco.
- Boca. La boca y la garganta son víctimas del cigarrillo: cáncer de labios, boca, garganta y laringe. También se produce faringitis, mal aliento y disminución de la capacidad gustativa. Los dientes se decoloran y presentan manchas, sarro, piezas dentales flojas, raíces y superficies cariadas y enfermedad en las encías (gingivitis).
- Hígado. El cigarrillo predispone al cáncer en este órgano, al igual que en los riñones y la vejiga.
? Genitales. Los espermatozoides pierden calidad: varían su forma, pierden movilidad, se reducen en número, lo cual disminuye la capacidad reproductiva del varón. Las mujeres tienen menstruaciones más dolorosas, adelanto de la menopausia. Y adquieren más propensión a sufrir cáncer de cuello uterino y esterilidad.
- Piel. Se pierde el tono cutáneo, aparecen arrugas prematuras, envejecimiento y se favorece la psoriasis. Las manos sufren de mala circulación (dedos fríos), hay insuficiencia venosa periférica y los dedos se manchan con alquitrán.
- Arterias. Las arterias del corazón se dañan, se bloquean y se debilitan. Eso predispone a la trombosis coronaria.
- Aparato digestivo. El cigarrillo produce cáncer de esófago. En tanto, en el abdomen aparecen úlceras de estómago y duodeno, cáncer gástrico y de duodeno, aneurisma aórtico y cáncer de colon.
- Huesos. Entre las personas que fuman hay mayor índice de osteoporosis y fracturas de cadera.
- Circulación. Insuficiencia venosa periférica (várices). El sistema inmunológico disminuye su resistencia a las infecciones. A su vez, hay dificultades en la curación de heridas y una deficiente recuperación postoperatoria.
- Embarazo. "Los chicos de madres fumadoras nacen con menos talla, con menos peso, tienen mayor incidencia de muerte súbita del lactante y mayor frecuencia y gravedad de enfermedades respiratorias. Tienen más crisis de asma y de probabilidades de neumonías bajas", señala el presidente de la Asociación Argentina Tabacológica, ASAT, e integrante de la Unión Antitabáquica Argentina, UATA, Fernando Verra. Para Verra, es fundamental que la Argentina ratifique el denominado Convenio Marco para el Control del Tabaco, una iniciativa de la OMS, que el país firmó en 2003.
CAROLINA STEGMAN