Domingo 25 de Enero de 2009 Edicion impresa pag. 40 > Cultura y Espectaculos
La humana locura de El Guasón
Ganador del Globo de Oro al mejor actor de reparto, nominado al Oscar por el mismo papel, el fallecido Heath Ledger aparece como el mejor Guasón de todos, que el de Nicholson y el de George Romero. Quizás porque no es caricatura sino temiblemente real.

El titular del "Gotica Times" diría algo así como: "El Guasón mató a Heath Ledger". O, incluso, "Famoso actor de Hollywood, torturado y asesinado por El Guasón" o bien "El Guasón apagó una nueva estrella". Todo depende de la creatividad y el sentimentalismo de quien lo redacte.

De este lado del espejo, sin embargo, debemos admitir que El Guasón no mató a Heath Ledger sino que fue el propio Heath Ledger quien terminó con su vida de un modo bastante extraño. Pastillas a granel. Todas para dormir.

Un par de semanas antes de su deceso en su departamento de Nueva York, Ledger le había advertido a una periodista de "The Guardian", que hacía un tiempo -tiempo que coincidía con su trabajo interpretando a El Guasón- no lograba pegar un ojo por más de dos horas y encima, mal dormidas. Entonces los frasquitos, los somníferos y el colapso sin testigos.

La historia hará un día su compleja, voluminosa e infinita devolución de los acontecimientos. Pero Ledger evidenció, con cada uno de sus papeles, ser un hombre sensible y por lo mismo permeable al dolor. Fue un caballero medieval y lo vitoreamos mientras se debatía sin armadura. Luego, un vaquero gay, y nos hicimos sus amigos confidentes. Lo entendimos aunque no hiciera falta. Hasta que se transformó en El Guasón y quizás, sólo quizás, pudo observar con sus propios ojos la primera playa del infierno que se desarrollaba en el interior del personaje.

Sus declaraciones al respecto, aquellas que explicaban el proceso de asimilación del veneno, la metamorfosis que lo llevaría a encarnar a un sociópata a todo color y en alta definición, no hacían pensar que Ledger estaba siendo sometido a algún tipo de martirio por parte de El Guasón. Nada que no pudiera manejar.

Nos basamos en un testimonio suyo acerca de cómo reconstruyó al archienemigo de Batman. Dijo Ledger: "Este personaje no tiene empatía por sus acciones, nada lo intimida; mi voz, mis líneas de diálogo, todo es muy exagerado. Me encantó interpretarlo, porque está loco. Trabajé de esa manera por cuatro meses. Fue soñado. Pasé cuatro semanas encerrado en una habitación de hotel, caminando como un loco e intentando encontrar una voz nueva, porque es fácil caer en la imitación. Después de un tiempo, encontré la veta: mi Guasón iba a ser más siniestro, un psicópata, un sociópata".

Y su sueño, obviamente, tuvo elementos posteriores que lo acercaron a una pesadilla. Hay razones que en parte pueden explicar la intensidad con que el personaje invadió a la persona, pero sobre todo hay razones para explicar por qué El Guasón de Ledger es el más perturbador de todos los que se han representado hasta hoy.

Este Guasón no es tanto un emergente lógico de la ficción más pura nacida en la mente de tres caricaturistas de legendario talento, como un reflejo deforme, y no por eso consolador, de una época y de su desquiciado y atroz habitante, que sí, lamentablemente, sospechamos existe. Alfred, el fiel mayordomo de Bruce Wayne, le advierte a este en una de las líneas más inteligentes del filme de Chris Nolan: hay gente que quiere lograr mediante sus acciones, dinero, poder o sexo. Y otra que lo único que desea es ver el mundo arder. Ése es El Guasón.

La contingencias políticas y sociales de las sociedades en las que vivimos nos han preparado para: luchas entre culturas, batallas promovidas por intereses supuestamente democráticos que esconden fundamentos de orden energético, escaramuzas crueles pensadas para ocupar fracciones de territorio, de hecho, nada nos sorprendería demasiado si un día nos invaden los extraterrestres, pero un loco obsesionado con incinerar el mundo hasta convertirlo en una estrella declinante: pues he ahí material de alta originalidad. Por supuesto, el copyright lo tiene un tal Nerón.

Un desquiciado con una bomba nuclear en la mochila, o con un virus letal en un frasquito presurizado que cabe en el bolsillo del saco, o un genio de las finanzas introduciendo números falsos en cuentas virtuales capaces de crear un hoyo negro financiero y hacer caer a la banca europea. Pueden ser. Y siguen las ideas apocalípticas de última generación.

Ledger encontró el corazón, el sentido último de este personaje que sin poseer ningún superpoder es capaz de utilizar su desquiciada inteligencia como un arma propulsora del caos. Su atrevimiento, su osadía sin límites lo ponen por encima de todos los otros malos (que en esta segunda parte, intentan hacer una colecta para matarlo) y del propio Batman, quien no tiene herramientas suficientes para predecir su conducta esquiva. Justo él que se ha hiperconectado a cada uno de los habitantes de ciudad Gótica mediante un polémico programa de vigilancia.

Recordemos un episodio entre muchos: El Guasón llega de improviso a la reunión de capos mafiosos. Y antes de que comenzaran a interrumpirlo les avisa: ¡voy a hacer un acto de magia! Ubica un lápiz parado sobre la mesa y en cuanto uno de los matones viene a sacarlo de la escena, éste lo empuja contra el lápiz y lo mata: ¡taran!, grita el Guasón. Magia, el lápiz ha desaparecido.

El Guasón no tiene un origen biográfico concreto. Los enciclopedistas del personaje han terminado por admitir que carece de un pasado verificable y que sus referencias familiares son cambiantes. El Guasón siempre reinterpreta su propia historia. De sus cicatrices aún hay discusiones abiertas. La versión oficial explica que hace varias décadas, en plena lucha cuerpo a cuerpo con Batman, fue a caer a un estanque lleno de productos químicos del cual salió con el pelo verde, la piel muy blanca y el rostro desfigurado. Más desfigurado aun por la intervención de un cirujano de poca monta que trató de ayudarlo.

No obstante, El Guasón de Ledger tiene una versión distinta de los hechos. Mejor dicho, dos versiones. La primera que aparece en el filme, es la más escalofriante de todas y es la que recordaremos. Tan brutal y, al mismo tiempo, atractiva es que en internet se han formado sitios y foros donde se debate la calidad de la escena. Una vez más: El Guasón entra al cuartel general de un grupo de mafiosos. Los mismos que habían ofrecido 500.000 dólares por capturarlo muerto. Los secuaces del Guasón traen el cuerpo del chiflado envuelto en bolsas de plástico y mientras lo malos (menos malos que él, por supuesto) disfrutan de su triunfo, El Guasón revive, toma del cuello al jefe de la banda y relata la anécdota más o menos así: Mi padre era un borracho y un maldito. Una de las noches en que atacaba a mi madre con un cuchillo, se me quedó mirando y me dijo (y aquí mejor conservar la frase original en inglés): Why so serious? Puso el cuchillo en mi boca y...Why so serious?, se le escucha decir al Guasón, después de interrumpir el flashback para tajear, en el presente, a su enemigo.

El Guasón es el personaje que mejor representa la locura de una era. Un demente pero antes que eso un animal pensante. El instigador de fastuosos banquetes tragicómicos. El Guasón no hace más que recordarnos que debajo de su piel de psicópata, hay un corazón. Oscuro, pero corazón, al fin.

Why so seriuos?

 

El sueño de Jack

 

Jack siempre soñó con ser el Joker. Mejor dicho siempre quiso interpretarlo. Y de algún modo que sólo el bueno de Jack Nicholson podría concebir, se imaginó a sí mismo interpretando al Guasón una y otra vez, cada vez más viejo y desequilibrado, a lo largo de cada una de las sagas de Batman. No ocurrió. El día en que Nolan anunció que resucitaría al personaje para la segunda parte de su filme de autor, a Jack se le iluminaron los ojos. Durante semanas esperó junto al teléfono a que Nolan, un asistente, alguien, se comunicara con él, primero para ofrecerle el papel estelar, por supuesto, luego para al menos invitarlo como asesor del ascendente Heath Ledger. Un día Nicholson se dio cuenta de que no sería de la partida y que en el fondo a nadie le importaba un pepino saber qué opinaba él acerca del personaje de sus sueños.

Por esas cosas del negocio, en algún rincón del mundo Jack se encontró con Ledger y sólo fue capaz de apelar al primer consejo que le vino a la mente: "Ten cuidado con El Guasón". Meses después, cuando a Jack le fue consultada su opinión, ahora sí, pero a propósito de la muerte del actor, Jack revisó en la galera y sacó otra frase digna de su mirada sarcástica: "Se lo advertí".

Contaba Ledger, mientras componía el personaje y el fantasma de Jack no dejaba de molestarlo tocándole la ventana son sus uñas largas: "En Batman me divertí tanto con el personaje del Guasón. Fue genial. Y nunca me dio miedo que me compararan con Jack Nicholson, porque no se puede. Él es brillante y yo ni siquiera intenté hacer lo que él hizo. Además, son dos películas muy diferentes en cuanto al estilo y la dirección. Sabía que iba a requerir una reinterpretación del papel, lo cual fue muy duro. Sentí mucha presión para que se me ocurriera algo al menos un poco icónico o una voz que no sonara como la de Jack... literalmente".

Por supuesto que Jack haría sentir su molestia. Y lo hizo frente a un micrófono de MTV para que lo escuchara toda una generación emergente y que tal vez no lo había visto primero a él, al viejo Jack, componiendo el, para muchos, mejor Guasón de la historia del cine en el filme de Tim Burton. Hasta que llegó Ledger.

Le dijo a MTV: "Estoy furioso. Ellos nunca me preguntaron sobre una secuela con El Joker. Sé cómo hay que hacerlo! Y nadie me ha preguntado nada. Puede que no sea un error, puede que sea lo correcto. El Guasón forma parte de mi niñez y es un papel que creo que yo siempre debería interpretar".

Luego se animó a condenar a priori el filme de Nolan: "No conseguirá captar el espíritu que tenían los dos filmes de Batman que rodó el genio Tim Burton".

Sobra aclarar que se equivocó. Nolan viajó más profundo que Burton. No quiso quedarse sólo en el terreno de lo ilusorio y transformó al Batman en un personaje contradictorio y atrapado en una ecuación que lo instala más como un vigilante que como un protector. De este modo, Nolan precipita un análisis necesario desde el lugar del entretenimiento masivo. ¿Necesitamos a Batman? No sólo ciudad Gótica, se entiende. La humanidad ¿necesita esa figura mezcla de agente sabelotodo y Moisés contemporáneo? En este marco, hace su estreno de principio de milenio El Guasón.

La inteligente combinatoria de elementos artísticos y políticos encontró un inesperado impulso con la muerte de Ledger.

La mejor actuación de su carrera fue también la última y ante este destino trágico y fatal, nadie podía permanecer ausente. Ver el filme fue para muchos un acto amoroso que simbolizaba la asistencia a su funeral.

"Batman, El caballero de la noche", batió todos los récord de taquilla durante el fin de semana de su estreno en EE. UU., al recaudar la cifra de 155,3 millones de dólares. Los usuarios del sitio Movie Data Base la pusieron sobre El Padrino, con más de 70.000 votos, como la mejor película de la historia. Acaso una dulce exageración.

Pero esencialmente ¿qué diferencia al Guasón de Jack Nicholson y a los otros que fueron interpretados en televisión, en este caso sobre todo por George Romero, del recreado por Ledger?

Romero como Nicholson nos permiten asistir a la teatralización de un personaje ficcional que vagabundea entre la locura y la realización metódica de lo imposible. Como anticuerpo de Batman, también goza del permiso subterráneo del superhéroe y de los guionistas, obviamente, quienes le abren el camino para que dé rienda suelta a sus estrafalarias ideas. El Guasón avanza, desordena, llama al caos con una desesperación que no lo pone a resguardo del ridículo. Aunque a veces se muestra tan excéntrico como un pintor surrealista: un Dalí sediento de sangre.

Recordemos la fragilidad tonta y la risa desquiciada hasta empalagosa de Romero. Pensemos en la escena en que el Joker de Jack hace su aparición triunfal en la pantalla grande con música de Prince y un banda de negros bailarines radio al hombro. No, ésa es apenas una postal pintoresca que juguetea burdamente con la realidad pero que no la concibe, no la prolonga. Tampoco la explica.

El Guasón de Ledger no es ficción de manera exclusiva. Su personaje está profundamente comprometido con la realidad real y sobre todo con un presente que apura un futuro inmediato. Si no existe ya una versión americana, o pos URSS o medio o lejano oriental de El Guasón, un día la habrá. Que nadie se impaciente.

Despojado de poder, carente de fuerza física, El Guasón, que tampoco es un genio, apela a la arrogancia de la acción, a la fantasía creadora de los antiguos héroes griegos para llevar a cabo sus planes. Su figura representa el fin del miedo y la exhaltación de la audacia.

El Guasón se interna en la selva prohibida de la amoralidad y cosecha frutos siniestros.

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