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Guía práctica para evitar un infierno muy posible en el Parque Lanín | ||
Hay riesgo extremo de incendios forestales en el Parque Nacional Lanín. Los informes destacan la sequedad y pérdida de humedad de la cubierta vegetal. A diario, el Índice Meteorológico de Peligro de Incendios revela comportamientos críticos. Aquí, una guía práctica para saber qué hacer y qué no hacer al momento de encender un fogón en medio de la naturaleza. | ||
SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- En el Parque Nacional Lanín lo saben, desde que el invierno abandonaba sus 412.000 hectáreas con estertores de inusual calor. Este será un verano de extremo riesgo de incendios forestales y de estepa. Ese apremio acompaña cada reporte radial desde cualquiera de los puntos cardinales del área protegida. Dos pequeños focos ocurridos en campos próximos a San Martín de los Andes, cuando promediaba setiembre de 2008 (en aquella ocasión, por fuera de la jurisdicción federal), ya habían puesto sobre alerta a las autoridades. No había registros de tales episodios en esa época del año. Temperaturas 40 por ciento por encima de las medias históricas, sequías y disminución de humedad en los tejidos de plantas, aumentarán el riesgo de grandes incendios por causas naturales o inducidas por el hombre, decía un informe oficial por entonces. La comprobación es hoy tan inexorable como inquietante. Frente a ese cuadro hay decenas de recomendaciones a tener en cuenta (ver recuadro), pero vale una primera por simpleza, repetida hasta el hartazgo e igual de urgente: ¡cuidado con el fuego! Un dato. Desde que comenzó el verano, con matices, los indicadores que miden a diario el riesgo de incendios en el territorio del parque (ver recuadro), son similares, casi repetidos. Se trata de un promedio que surge cada día de la ponderación de diversos factores, y que se resume en el "Índice Meteorológico de Peligro de Incendios (IMPI)". Verifica la situación de pastizales, matorrales, bosques cerrados, bosques abiertos (como los que rodean a la ciudad de San Martín de los Andes) y plantaciones o forestaciones. Tomemos un día al azar, por caso, el pasado 31 de diciembre. Esa jornada, la progresión fue la siguiente: pastizal, muy alto; matorral, extremo; bosque cerrado, muy alto; bosque abierto, extremo; plantaciones, extremo. IMPI general: "extremo". En el pasado agosto, ya había serias advertencias surgidas del "Informe General de Tendencias Climáticas Globales para Argentina", elaborado por la Coordinación de Lucha contra Incendios Forestales de la Administración de Parques Nacionales, cuyas fuentes de referencia son el "International Research Institute for Climate and Society", el Servicio Meteorológico Nacional y el Área de Meteorología y Comportamiento del Fuego del Plan Nacional de Manejo del Fuego. Sus anticipos: "temperatura media un 40 por ciento mayor que la media histórica, conforme los registros que se toman desde 1969 (para la región, 17 grados centígrados en la época del año bajo estudio). Para la Patagonia se espera, desde setiembre de 2008 hasta febrero de 2009, una zona de estación seca". Los efectos Un informe de los responsables del área de Incendios, Comunicaciones y Emergencias (ICE) del Parque Nacional Lanín, explica: "A mayores temperaturas y ocurrencia de estaciones secas, mayor posibilidad de tormentas eléctricas, que descargan en las zonas altas de los cerros, donde resulta más difícil llegar a los combatientes de incendios forestales". Asimismo, la predisposición de los combustibles vegetales a arder aumenta en modo acumulativo, lo que favorece la rápida propagación del fuego. Una de las propiedades que modifica la forma de propagación del fuego es la humedad de los combustibles vivos. La vegetación (árboles, arbustos y herbáceas) mantiene durante el verano niveles normales de humedad en sus tejidos, siempre y cuando la provisión de agua desde el suelo sea adecuada. Pero si la disponibilidad es deficiente, la demanda hídrica por evapotranspiración produce la disminución de los niveles de humedad del follaje por debajo de los umbrales esperables, lo cual torna "altamente inflamable" a la cubierta vegetal. ¿Incendios buenos y malos? Ahora bien, los expertos, aunque no desde hace mucho, diferencian entre los incendios beneficiosos o perniciosos o, simplemente, "buenos y malos". Durante décadas, en los servicios forestales de los parques se creyó que el fuego era siempre un enemigo a combatir, capaz de arrasar con añosas y valiosas especies nativas. Pero en la actualidad se sabe que los fuegos producidos por factores naturales son una fuente de renovación de muchos ecosistemas, pues crean espacios abiertos para que nuevas plantas y animales los ocupen, lo que renueva el ciclo natural. En esas circunstancias, se trabaja sólo para mantener el fuego bajo control. Pero el caso es que los fuegos naturales (aquellos producidos por descargas de rayos, por ejemplo) son los de menor ocurrencia, casi en diferencia exponencial comparados con los provocados por el hombre. En efecto, según los propia documentación de Parques seguida para esta nota, los ciclos naturales se han transformado -distorsionado, más bien- por la presencia del hombre. Quemas indiscriminadas para limpiezas de montes, fuegos intencionales o simples y elementales negligencias (un fogón mal apagado, una colilla encendida), han alterado estos equilibrios en proporciones que la naturaleza tardará años en recuperar. Si es que aún puede... | ||
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