Cuando se trata de entender el problema del tránsito en el país se enumeran distintos problemas: rutas inadecuadas por escaso mantenimiento, pero también insuficientes para el parque automotor que sigue en crecimiento, falta de controles eficientes, y una cultura al volante que no pone el énfasis en seguridad como los principales.
Durante las vacaciones, los conductores son responsables de las personas que, sin duda, son más importantes a sus efectos. La familia toda está en el vehículo. Sin embargo, las conductas arriesgadas, no medidas e incluso suicidas se mantienen y hasta se incrementan por el apremio de llegar en desesperada carrera al destino para poder, finalmente, relajarse. ¿No sería mejor relajarse ya en el camino?
La cultura de la muerte es muy difícil de revertir entre otras cosas porque parecería que no hay percepción clara del riesgo que conlleva una desafortunada maniobra. En un intento por llamar la atención al respecto le pedimos que nos describan experiencias ingratas que hubieran padecido en las rutas con los datos precisos: en que ruta aconteció, en que zona, y una descripción clara del hecho.
¡Está en todos tratar de perder este récord!