VIEDMA (AV).- Los 300 ocupantes de terrenos privados de esta capital ratificaron ayer la decisión de mantenerse en el lugar pese a que están en curso varias denuncias por usurpación.
Reafirmaron lo actuado comenzando a construir viviendas de madera en reemplazo de las carpas y sombrillas que se instalaron desde el viernes pasado, aún a riesgo de una eventual desocupación por la fuerza, si es que el juez de Instrucción, Carlos Reussi, define esa actitud. La Fiscalía de turno debe todavía reunir las pruebas suficientes para tomar una determinación.
En el predio del barrio Santa Clara se vivieron ayer los primeros escarceos con algunos propietarios. Uno de ellos agredió verbalmente a un ocupante y habría intentando derribarle el cobertizo construido, según se denunció en el marco de una multitudinaria asamblea.
El plenario de ocupantes decidió en consecuencia no responder a las provocaciones y privilegiar el diálogo, porque temen que "nos debilitemos aunque no tienen herramientas jurídicas para echarnos".
"Si nosotros llegamos a un acuerdo con los dueños, éstos nos pueden ayudar a presionar a las autoridades para que nos den una solución", coincidieron los representantes del asentamiento.
Con un cerrado aplauso coincidieron unánimemente defender su condición de demandantes y que la ciudad vive un anárquico clima de efervescencia en ese sentido ante la falta de respuestas a la crisis social y económica.
"Nos podrán sacar, pero esto es un cáncer que sigue avanzando", advirtieron. Se mostraron muy críticos de la poca atención brindada hasta la actualidad por el municipio.
Los delegados se presentaron a dialogar con el intendente Jorge Ferreira por la mañana a la sede comunal, pero varios efectivos policiales les prohibieron el ingreso, por lo que dejaron un petitorio en la Mesa de Entradas.
La nota tiene como objetivo buscar información respecto de quiénes son los dueños de las manzanas tomadas para intentar comprarlos.
El plenario de ocupantes se realizó en el caluroso mediodía capitalino, en cuyo transcurso algunos jóvenes y niños resultaron descompuestos a raíz de la tórrida temperatura.
Tras la asamblea, Mario Albrecht, Javier Zapata y Gustavo Espinoza, afirmaron a "Río Negro" que "llegamos a este estado de cosas porque nos cansamos de versos, pretendemos abrir el diálogo con las autoridades y además no somos ´piqueteros´, sólo respondemos a la necesidad de nuestras familias".
Comentaron que Ferreira asistió a la última fiesta de los porteros escolares y prometió viviendas para ellos. "Todavía estamos esperando el barrio", sentenciaron.
El predio ubicado al Este de la ciudad había comenzado a ser tomado por unos 150 vecinos del barrio Santa Clara, quienes adujeron que viven hacinados con sus familias y como consecuencia de los altos costos de alquiler que deben pagar.
Casi todas son integrantes de grupos familiares numerosos, y al divulgarse la posibilidad de que aún había terrenos, crecieron repentinamente más deslindes. Incluso hicieron pie en lugares que estaban reservados para espacios verdes y zonas de préstamo de servicios.