SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB)- Entre las obras de repavimentación que se iniciaron en la avenida Costanera y la presencia de centenares de autos de turistas el tránsito es muy dificultoso por las calles de la zona céntrica. Pero uno de los mayores peligros, quizá, lo constituyan los semáforos, que no poseen señales que adviertan al peatón, a lo que se une la notable escasez de sendas peatonales.
La repavimentación de un sector de la avenida Costanera fue defendida por las autoridades municipales pese que se está realizando en plena temporada, porque "nunca se sabe cuándo comenzarán las lluvias y las heladas, y la consecuente veda climática para ciertas obras públicas".
Ese tránsito, provisoriamente, se concentra con el habitual que discurre por la avenida San Martín, pero esta avenida presenta un tramo de 500 metros sin cruces, sobre la vereda Sur, entre los dos extremos de la calle Salta, y de 300 metros sobre la vereda Norte, entre Libertad y Berutti, sin sendas peatonales que permitan cruzarla sin correr severos riesgos.
Ese sector, de importantísima concentración de personas, sobre todo en horario nocturno, fue escenario de abundantes accidentes de tránsito, muchos de ellos mortales, sin que el municipio haya adoptado ninguna medida, siquiera paliativa.
Es verdad que sólo un pequeño porcentaje de automovilistas respeta la prioridad del peatón en las sendas denominadas "paso de cebra", pero hay otros que al detenerse ante el paso del peatón obligan a hacerlo a los irrespetuosos. Esos pasos están muy bien señalizados en torno del Centro Cívico, pero no existen o están muy deteriorados a partir de una o dos cuadras de ese núcleo urbano.
En la zona céntrica y alrededores hay doce semáforos instalados. En las esquinas de Doce de Octubre y Diagonal Capraro y Doce de Octubre y Esandi, sólo algún peatón, que cruce en determinado sentido y por determinada vereda sabe qué luz está encendida y en qué momento cambia. Los demás deben observar el movimiento del tránsito, si lo hay, y adivinar en qué momento pueden cruzar con menos riesgo.
Hay semáforos instalados sobre la calle Moreno, en los cruces con Onelli, Frey, Palacios, Villegas y Quaglia, pero sólo los peatones que cruzan en el sentido del tránsito y por una de las veredas puede ver qué luz está encendida en ese momento.
Si no hay tránsito detenido o circulando, el peatón se arriesga a ser atropellado, o al menos insultado, en una esquina donde se supone que debería estar más protegido. Algo parecido ocurre en Belgrano y Veinte de Febrero, en Gallardo en el cruce con Onelli y con Elordi, y también en Brown, en los cruces con Onelli y Elordi.
Algunos turistas cruzan en forma distraída desconociendo la existencia de semáforo, sencillamente porque no tienen enfrente ninguna advertencia que lo indique.
El defecto, que pone en riesgo y causa inquietud a turistas y residentes, podría solucionarse si la luz que apunta hacia el frente tuviera en el costado o más abajo un testigo de referencia para el peatón, y esa solución podría aportarla un electricista o cualquier alumno de los colegios con orientación técnica o industrial de la ciudad, sin tener que recurrir a onerosos presupuestos o a empresas de alta tecnología.