Miércoles 21 de Enero de 2009 Edicion impresa pag. 28 > Sociedad
"Un soldado de Cristo"

LAS OVEJAS (ACHM).- San Sebastián nació en el siglo III en Narbona -sur de Francia-, hijo de padre francés y madre italiana. El marco histórico fue el de la Roma Imperial, donde el culto cristiano fue prohibido por contrario a las leyes del Estado.

Poco después de su nacimiento, su familia emigró a Milán donde se crió y recibió educación cristiana. Soñó con ser militar y a los 25 años logró la distinción honorífica más alta que se podía pretender: comandante de la primera guardia imperial, un cargo que sólo se debe a personas ilustres.

Pero San Sebastián era un soldado de Cristo y por su elevado cargo conocía todos los secretos de persecución contra los cristianos. Ferviente defensor de la Iglesia pronto sería descubierto y condenado a morir a flechazos. Con el cuerpo desgarrado por los flechazos fue abandonado a su suerte.

Un centurión cortó las cuerdas que lo amarraban y se lo entregó a Irene para su sepultura, pero San Sebastián no había muerto. Una vez recuperado quiso continuar con su misión y el emperador Diocleciano ordenó el segundo martirio: azotarlo y apedrearlo hasta que muriese y luego arrojarlo al lugar donde se botaba la basura de la ciudad. Cumplido el segundo martirio San Sebastián no cayó en el lugar maloliente donde lo habían arrojado y quedó colgado del gancho de un árbol. La historia dice que Dios permitió que San Sebastián se le apareciera a una mujer llamada Luciana y le revelara donde estaba su cuerpo. Luciana lo recogió y lo fue a enterrar en las catacumbas. De inmediato empezó a ser venerado. En 1942 el salesiano Marcelo Pío Gardín llega a Las Ovejas y piensa que ese lugar puede ser centro de devoción a San Sebastián.

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