Miércoles 21 de Enero de 2009 Edicion impresa pag. 22 > Internacionales
Las grandes expectativas de un pueblo

WASHINGTON.- Desde poner fin a la crisis económica hasta restablecer la relaciones de Estados Unidos con el mundo, la expectativa del pueblo estadounidense luego de la juramentación del demócrata Barack Obama como el 44° presidente del país es enorme.

Parafraseando las dos palabras fijas de la retórica de Obama, esperanza y cambio, una ola de optimismo bañó a verdaderas masas humanas que en distintos puntos del territorio estadounidense celebraron con veneración la juramentación del primer presidente negro de este país, en Washington.

En la capital, David Cole dijo que aspiraba a que el flamante mandatario unificara el país, solucionara la economía, desarrolle tecnología verde y garantice la seguridad de la nación. Pero, aclaró, "estos cambios no pasarán de la noche a la mañana". "Ésta es una gran oportunidad, pero él está confrontado a tareas de enormes proporciones", agregó Cole. "Todos tenemos que dar un paso atrás y dejarlo respirar un poco. Él no puede caminar sobre el agua. Esto tomará tiempo", apuntó este hombre entre la muchedumbre de unos dos millones de personas que se tomaron las calles del centro cívico de Washington para al menos escuchar el juramento del nuevo presidente.

En Nueva York, Roy Byrd, de 63 años, estaba entre un grupo de unas mil personas que salieron muy temprano en la mañana con temperaturas bajo cero a ver la investidura de Barack Obama en una pantalla gigante en la Universidad de Columbia.

Tras describir el evento como "la fiesta de cumpleaños de Estados Unidos", Byrd miró la multitud sin precedentes que se observó en las calles de Washington y dijo: "Todas esas caras diferentes. No es sólo hermoso, demuestra la noción de juntar a gente diversa. Con Obama esto es algo en lo que podemos creer". "Se siente como si fuera la fiesta de cumpleaños de Estados Unidos -insistió-. Lo más duro para él ahora es convencernos de que esta euforia se convierta en acción", indicó Byrd.

Templos de diversas religiones, concejales barriales, universidades y colegios organizaron proyecciones en directo desde Massachussets a California para que nadie se perdiera esta celebración histórica en un día laborable.

También en Washington, Neferteti Davis, una estudiante de derecho de 23 años viajó con su madre Ophelia, de 62 años, desde Florida (sureste del país). Neferteti contó que tiene grandes esperanzas en el gobierno de Obama, que según ella "capturó la idea de esperanza y cambio" del ciudadano de calle. "Yo lo que quiero que él solucione es la educación".

Mientras tanto, Ophelia, quien perdió su trabajo en una organización sin fines de lucro hace seis meses, quiere que Obama mejore definitivamente el sistema de salud, uno de los peores del mundo desarrollado al no considerarse un derecho universal y que depende sobre todo del hecho de estar empleado o no.

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