ROCA (AN).- Rafael Salvo tiene apenas 21 años, aunque su nombre da vueltas en el mundillo del fútbol regional desde hace varios abriles. El pibe que se inició con la camiseta de Argentinos del Norte hizo delirar nada menos que a la parcialidad de Roca el domingo pasado, durante una goleada que todavía hoy se goza en los alrededores del Luis Maiolino.

"No hay mejor arranque que éste (NR: 5-0 a Huracán de Comodoro Rivadavia), y la verdad ni siquiera nosotros lo soñamos", confiesa Salvo, que se anotó con un doblete en el reinicio del Argentino B.

El delantero entiende que muchas pueden ser las respuestas para entender un cambio de imagen tan significativo de un equipo que estaba muy mal y que iba último en la tabla, pero que una sobresale: "entendimos el mensaje que (el DT Martín) Medina nos quiere dar".

-¿Cómo es ese tema del mensaje?

-Es que el semestre pasado no supimos entender lo que Martín nos intentaba meter en la cabeza. Pero ahora hicimos una gran pretemporada y se nota en lo que corremos y metemos. El mensaje tiene que ver con lo anímico, con entender que en el fútbol el amor propio es fundamental...

-¿Y cuál es el pedido del técnico en lo personal?

-Quiere que me mueva por la raya, por las dos puntas, y que deje a Nelson (González) de centrodelantero. Yo tengo que tirar diagonales e intentar ganarle la espalda a los defensores. Esa es mi tarea.

-Y si viene el gol, la alegría es doble.

-Si bien no soy un típico goleador, siempre se me ha dado. En Independiente (de Neuquén), antes de irme metí varios en los últimos partidos.

-Tu problema es que en Independiente, y el año pasado en Roca, tuviste poca continuidad.

-Ese fue mí gran problema el año pasado, pero ahora parece que la cosa empieza a cambiar. Hice una muy buena pretemporada, y estoy física y anímicamente mucho mejor. Tengo muchas ganas de ser titular y de cumplirle a este equipo, donde estoy cómodo.

-El objetivo está claro.

-Nuestra meta es sacar a Roca de las última posiciones de la zona. Creo que lo vamos a lograr, porque en realidad por el trabajo realizado no merecemos estar donde estamos.