Martes 20 de Enero de 2009 Edicion impresa pag. 23 > Internacionales
Miles y miles de personas

WASHINGTON.- La ciudad de Washington está siendo invadida por miles de turistas de todas las latitudes que acudieron con un denominador en común: asistir a la histórica investidura del primer presidente negro en la historia de Estados Unidos.

Cualquier sacrificio resulta poco con tal de compartir la ilusión de ser parte de "la historia del cambio". Y las ansias afectan tanto a estadounidenses como a extranjeros llegados de todas partes del mundo.

"Nunca pensé que viviría, para contarlo" afirma entusiasmada Ella Stenson, llegada de Nueva Orleáns para el evento.

"No estaba dispuesta a perderme este momento, ¿como no estar aquí?", aseguró. Ella, superviviente del huracán "Katrina", aprovechará que su hermana vive en Washington para alojarse gratis. "No podía faltar a esta cita y expresar mi apoyo al nuevo presidente".

Otros tuvieron menos suerte en lo que al alojamiento se refiere. En la céntrica avenida de Massachusetts aún resalta un letrero que reza: "Se alquilan habitaciones para la inauguración".

Los hoteles y albergues, a pesar de que abundan en la capital estadounidense, fueron reservados con meses de anticipación. Los precios variaban enormemente, pero el único requisito era no intentarlo a última hora.

Y es que muchos vieron también la posibilidad de hacer negocios. Como Claudia, una peruana que alquiló su apartamento, en una zona céntrica de la ciudad, muy cerca de la Casa Blanca, para mudarse por unos días con una amiga.

"Alquilarlo a un turista durante las celebraciones de la investidura presidencial me representa una buena ganancia", explicó, aunque no quiso confesar a cuánto ascendían sus beneficios.

El ansia por ver a Obama llevó al puertorriqueño Javier Medina a dejarlo todo, tomarse unos días libres de su trabajo como diseñador gráfico en Tallahasee, en el estado de Florida.

"Esta es una experiencia en un millón y no me la quiero perder", explica Medina, que llegó a la capital sin saber dónde dormirá. "Me traje mi bolsa de dormir, pero espero no tener que recurrir a ella", afirmó. Tampoco los extranjeros quieren perdérselo, como tres parejas de jubilados italianos que aprovechan los días previos a la investidura para hacer turismo entre los muchos monumentos y museos de Washington.

"Estamos felices es como tener una tercera luna de miel pero con Obama incluido", dice Stella Rossoniello, mientras su esposo y amigos sonríen por el comentario.

Rossoniello asegura haberse encontrado con muchos europeos en sus paseos por la capital estadounidense. "Obama es una figura muy popular en todo el mundo, todos quieren estar aquí para saber qué se siente. Es como asistir al cine sabiendo que vas a ver una buena película", afirma satisfecha.

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