Domingo 18 de Enero de 2009 Edicion impresa pag. 41 > Cultura y Espectaculos
LA PEÑA: Para las ansiedades

Los exportadores saben que, por ejemplo, en materia frutícola llegar primero a un mercado significa contar con ventajas lógicas y, si se puede, satisfacer la ansiedad de la gente en determinado rubro.

Eso mismo, pero infinitamente lejos de la economía, sucede cada año con el Festival Nacional de Doma y Folclore de Jesús María. Llega primero, corre con ventaja, viene a ocupar un lugar para los amantes del folclore que esperan cada verano para darse esas dosis de música que en otro tiempo del año no están al alcance de todos.

Así, ansiosa, estaba la gente en Jesús María cuando Carlos Franco puso en marcha una nueva edición. Claro, entre su puesta en marcha y esta columna, pasó una semana impecable de festival, con un escenario de lujo, con remodelaciones, con más confort, con multitudes en cada noche y con exponentes que marcaron diferencias.

Los hubo de todo tipo, de los que cantan siempre lo mismo a los que con su mismo estilo son innovadores permanentes; los hubo desde los que trabajan por el aplauso como si fuera la primera vez y los que creen que, una vez que están en la cúspide, cualquier cosa que hagan cosechará aplausos por miles. Y lo peor es que tal vez tengan razón: muchos consagrados mostraron más de lo mismo, y eso que pasó un año entre festival y festival.

Unas 19.000 personas en la primera noche fueron el anticipo de una edición exitosa, una edición de mucha gente a pesar de la crisis. Y en esa misma edición el broche de oro lo pusieron Los Guaraníes, que cada día se parecen más a Los Cantores del Alba. Eso de "parecerse a" puede significar una contra en algunos casos, pero en éste es todo un privilegio, porque dos voces impecables son capaces de hacer lo que hacía un grupo de más integrantes. Y en este caso hubo innovación y temas tradicionales.

De esa primera noche no me pareció más que eso, porque lo de Di Fulvio es bien tradicional pero previsible, lo de Gisela Santa Cruz es destacable y el humor de ese día me pareció de poca calidad. Eso de cambiar letras de zambas, chacareras y canciones es tan viejo y está tan gastado que ya no resulta cómico, y eso es lo que hizo el humorista invitado ese día.

El sábado fue muy bueno lo de Jorge Rojas; no sorprende, se llevó la aclamación del público y su show fue prolijo, lleno de detalles bien trabajados. No sé a los demás, pero me pasa que tanto con Jorge Rojas, Los Nocheros y el Chaqueño, parece que fuera siempre el mismo espectáculo en distintos escenarios y me parece que por el tenor de Jesús María deberían tener un plus, justamente por ser uno de los festivales más grandes del país. De todos modos, hay que sacarse el sombrero con Jorge Rojas, que se animó al desafío de los solistas y lo encaró con éxito, con tanto éxito que no necesita de su viejo grupo.

Un caso para aplaudir de pie es el de la sanjuanina Mariana Cayón, que se plantó en el escenario, eligió dos temas bien festivaleros y cerró con uno romántico. Suficiente para el delirio de la gente, porque ese estilo simple le sirvió para revalidar vínculos con el público que ya la vio pasar varias veces por ese escenario. Es francamente una voz para escuchar más que en tres temas que mostró la televisión.

Y un premio al estilo propio, a la capacidad de sonar como los mejores sin nada de baterías y efectos especiales, se lo llevan Los Arrieros de Salta, que pusieron un par de buenas zambas en el escenario para decir "presente" y dejar huella.

Lo de Los Cuatro de Córdoba fue excelente, pura polenta y ganas que, sumados a la calidad de siempre, arrancaron aplausos multiplicados por miles.

Y claro, me faltó la última noche, la de hoy, seguramente un gran cierre.

 

JORGE VERGARA

jvergara@rionegro.com.ar

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