LAS GRUTAS (ASA) - Pequeña y rústica, la casa de adobe sorprende en medio de la inmensidad de ´Piedras Coloradas´, por su convivencia perfecta con los colores que pintan el paisaje de esa extensión de playas.
Adentro, una atmósfera fresca invita a dejarse tentar por alguno de los libros que habitan como únicos moradores esa casita de cuento.
Novelas, libros de historietas, relatos, literatura fantástica, proponen adentrarse en ese tiempo sin tiempo que se abre para aquellos que deciden disfrutar de una tarde de lectura, con el marco inmejorable de un mar que parece plegarse y desplegarse como por arte de magia.
La encantadora biblioteca fue inaugurada este verano, y nació de la mano de una multitud de amantes de los libros que proyectaron la forma de crear, haciendo uso de su esfuerzo y entusiasmo, un espacio ´fijo´ que superara a aquel proyecto de biblioteca itinerante que rodó sin descanso por la zona en 2008.
Empezó con una valija
Durante la temporada pasada, Alejandra Hernández y otros bibliotecarios de la biblioteca popular ´Luis Piedrabuena´ de la villa, atentos a la gran cantidad de turistas que visitaban las playas ubicadas al sur del balneario, decidieron trasladar en una simpática valija una selección de volúmenes para fomentar la lectura entre los amantes del rélax que aportan esas playas.
La iniciativa fue más que exitosa, y el enorme valijón comenzó a rodar sin descanso, abriéndose a orillas del mar para ofrecer la vasta mercancía que durante todo el verano cautivó a lectores de todas las edades.
Redoblar la apuesta para este año no fue fácil, ya que la idea de crear un espacio "concreto" en medio del paisaje de ´Piedras Coloradas", contando sólo con el empuje y las ganas de la gente de la biblioteca parecía una quimera.
Sin embargo, de a poco y con la invaluable ayuda de vecinos del lugar, como Ana y Alberto, dos fanáticos de la tranquilidad que se respira en ´Piedras Coloradas´, los constructores decidieron reflotar técnicas milenarias, echar mano del ingenio y de nociones de reciclaje, y comenzar a levantar la pequeña biblioteca.
Barro y agua de mar
Los materiales elegidos fueron barro, madera, arena y agua de mar, que fueron trabajados con esmero hasta lograr darle forma a la bella construcción.
La obra demandó de la ayuda de muchos de los residentes de la villa que se fueron sumando de tarde a tarde a la fatigosa y entusiasta tarea iniciada por los bibliotecarios.
Finalmente, a finales de 2008 la vivienda estuvo lista para ser poblada con los numerosos libros que desde ese momento comenzaron a aguardar que el inicio de la temporada trajera consigo a nuevos lectores.
Hoy, el proyecto que parecía utópico es todo un éxito, y cosecha el asombro de los veraneantes que día a día se sorprenden ante el hallazgo de la rústica biblioteca.
Para ingresar a ese pequeño mundo que alberga la obra, no se necesita pedir permiso ni solicitar turno, sólo caminar despacio por la pintoresca escalerita que marca el acceso al universo de la literatura.
Un recorrido que jornada a jornada realizan cada vez con mayor interés los chicos que ven en la simpática biblioteca un espacio hecho a su medida, y por los grandes que, permitiéndose un recreo para el disfrute, vuelven a experimentar con la plenitud de un niño la intensidad de una buena historia.