Implacable estuvo Víctor Ramírez (90,050 kilos). Tanto, que después del noveno round el pobre Alexander Alekseev se apretó al banquito de su rincón y no quiso volver a pelear. Entonces sí, el "Tyson del Abasto" se sintió campeón mundial (interino de los cruceros de la OMB) y desató un ruidoso festejo.
Esta magnífica pelea para el box argentino se desarrolló en Düsseldorf, Alemania. El bonaerense es el nuevo campeón mundial gracias a que hizo un noveno asalto de novela ante el uzbeko, que peleó bajo la bandera rusa.
Alekseev fue mejor en el comienzo y se mostraba más preciso. En las tarjetas el argentino estaba abajo, por poco pero abajo. Explotó en el momento justo, cuando su rival ya no era el de los primeros rounds, cuando la condición física de Ramírez prevaleció sobre el cansancio del europeo, que había hecho el gasto en el inicio.
Y en ese noveno le dio una paliza increíble, boxeando a corta distancia, abriendo el camino con el jab de zurda y rematando con esa derecha pesada del púgil de 24 años. Alekseev tambaleó pero no cayó, aunque unos segundos después decidió no salir a pelear el décimo asalto. Y con esa decisión, estalló el festejo de los argentinos.
El Tyson criollo se adueñó de uno de los medios cinturones más polémicos de la historia del profesionalismo, ya que la categoría carece de un campeón regular desde que el británico David Haye se pasó a la división de los pesados.
Ramírez tiene ahora un record de 14 peleas ganadas (12 nocauts) y una empatada.