ZAPALA (AZ).- Nelson Apaza, el detenido por el brutal crimen de la pequeña Rocío Cantero, se negó a declarar ayer ante el juez subrogante Hugo Saccoccia. El detenido está acusado de homicidio "criminis causa", una figura que prevé una pena máxima de prisión perpetua.
En tanto, ayer se recepcionaron en el juzgado los informes periciales obtenidos a partir del allanamiento a la vivienda de Apaza, donde se desencadenó el hecho. El magistrado interviniente, quien dispone de un plazo legal de diez días para resolver la situación procesal del detenido, ordenará el lunes la realización de una serie de estudios para determinar la existencia de más de un tipo de sangre en la escena y la procedencia de otros elementos secuestrados como varios cabellos y el cuchillo que presuntamente utilizó el agresor.
Según revelaron fuentes judiciales, algunos de estos análisis ya habían sido solicitados por el personal policial que toma parte en la investigación del asesinato.
Apaza ingresó ayer al juzgado zapalino con el rostro cubierto y en medio de una fuerte custodia policial. Cuando se sentó ante el juez tampoco levantó la mirada y se limitó a decir que no estaba dispuesto a declarar por consejo del defensor oficial subrogante, Miguel Manso. En el transcurso de las próximas semanas asumirá su patrocinio la titular de la defensoría, Beatriz Ambroggio.
La situación de Apaza es comprometida ya que los elementos recolectados lo señalan como el autor del hecho. Una de las pistas más contundentes la ofreció la propia víctima de nueve años, quien antes de caer desmayada alcanzó a decir que había sido atacada por una persona con el pelo pintado de amarillo, una descripción que concuerda con el acusado. En el interior de la casa, los pesquisas encontraron abundante sangre esparcida en diferentes sectores. La Justicia sospecha que antes de escapar, Apaza habría intentado limpiar la escena con un trapo buscando borrar huellas, aunque esta hipótesis no fue confirmada de manera oficial.
Para los investigadores hay varias certezas. Sostienen que Apaza introdujo por la fuerza a la pequeña hasta el interior de su casa en el barrio 582 Viviendas, donde intentó abusar sexualmente de ella pero encontró una feroz resistencia. En ese contexto, tomó un cuchillo y le asestó varios puntazos que le ocasionaron la muerte poco después.
Luego, huyó en bicicleta hasta la casa de un amigo, a quien le pidió dinero para salir de la ciudad. En ese momento fue detenido por los efectivos policiales.
La lista de pruebas contra Apaza es extensa. Según revelaron voceros, presentaba rasguños compatibles con maniobras defensivas que habría efectuado la chica en su desesperado intento por evitar la violación, que no pudo consumarse.
El sujeto seguirá alojado en una dependencia policial de Cutral Co, adonde fue remitido poco después del hecho con el objetivo de descomprimir la situación con los vecinos del barrio.