ROMA.- La tensión entre Italia y Brasil aumentó ayer tras las protestas de varios ministros del gobierno de Silvio Berlusconi por la decisión del país sudamericano de conceder el asilo al ex activista de extrema izquierda Cesare Battisti.
La concesión del estatuto de refugiado político a Battisti, ex dirigente del movimiento extremista Proletarios Armados por el Comunismo (PAC) condenado en ausencia en Italia a cadena perpetua por cuatro homicidios que habría cometido entre 1977 y 1979, ha generado fuertes fricciones entre los dos países. El canciller italiano, Franco Frattini, calificó ayer la decisión de Brasil de "equivocada" e "inaceptable". "Ha sido una decisión políticamente equivocada porque contiene consideraciones inaceptables sobre la legislación italiana", afirmó.
Para Frattini en la decisión "se hace referencia a leyes especiales que exponen al detenido inclusive a la tortura, algo que no tiene sentido en un país profundamente democrático como lo es Italia", subrayó. Varios ministros protestaron públicamente ayer en contra de la concesión del estatuto de refugiado político al ex extremista italiano, entre ellos los ministros de Defensa, Ignazio La Russa y de Justicia, Angelino Alfano.
Italia convocó el miércoles al embajador de Brasil para pedirle explicaciones y manifestar su "indignación" a la espera de que el presidente Lula da Silva "revise y modique" la decisión.
El caso de Battisti ha generado reacciones negativas y revuelo también en la opinión pública.
Entre los pocos que concuerdan con la evaluación del ministro brasileño de Justicia, Tarso Genro, quien concedió el asilo a Battisti en base a "fundados temores de persecución", está Francesco Cossiga, ex presidente de la República. Cossiga estima que los "crímenes tanto de la izquierda como de la derecha de entonces fueron crímenes políticos".
Battisti, detenido en Brasil en 2007 tras huir de Francia, donde había permanecido diez años deberá salir esta misma semana de la cárcel de Brasilia y vivir en Brasil como refugiado.