Un melancólico, agresivo y de a ratos bromista George W. Bush dio hoy su última conferencia de prensa como presidente de Estados Unidos, en la que defendió fuertemente su gestión pero también admitió errores, incluyendo su optimista y ya célebre discurso de victoria en Irak de 2003.
Luego de comenzar lo que llamó su "última entrevista de partida" con un agradecimiento largo y personal a los periodistas que lo cubrieron en los ochos años de su presidencia, Bush se mostró por momentos muy molesto cuando se le mencionaron algunas de las principales críticas a su gestión.
"Creo que es una buena, fuerte gestión. Ustedes saben, los presidentes pueden tratar de evitar las decisiones difíciles para evitar las críticas. Esa simplemente no es mi naturaleza", dijo. El mandatario se mostró particularmente enojado cuando se le preguntó si dejaba a su país con una mala imagen mundial.
"No estoy de acuerdo con esa valoración, de que, ya saben, la gente tiene una visión sombría de Estados Unidos. Puede estar dañada entre algunos de la elite. Pero la gente todavía entiende que Estados Unidos defiende la libertad", dijo Bush.
El presidente republicano dijo estar al tanto de que temas como el de la prisión para presuntos extremistas islámicos en Guantánamo, Cuba, crearon controversia nacional y mundial. Pero también defendió sus decisiones luego de los atentados a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, incluyendo haber aprobado métodos de interrogatorio considerados por muchos como equivalentes a torturas y formas de espionaje doméstico en el nombre de la protección del país.
Con la guerra de Irak en su sexto año, Bush defendió sus decisiones en esa cuestión. Más de 4.000 soldados estadounidenses murieron desde que Estados Unidos lanzó su invasión para derrocar a Saddam Hussein, en 2003. Pero en torno a este tema también admitió errores. "No haber hallado las armas de destrucción masiva fue una decepción significativa", dijo Bush, quien utilizó el argumento de que el entonces presidente Hussein tenía armas biológicas y químicas como principal justificativo para invadir el país árabe junto al Reino Unido y Australia, en marzo de 2003.
Dos meses después, el 1 de mayo de 2003 -tras la rápida caída de Bagdad y de Saddam- Bush se subió a un portaaviones en la costa Oeste estadounidense y declaró triunfante: "En la batalla de Irak, Estados Unidos y sus aliados han prevalecido". Esto también fue un error, reconoció. "Claramente, poner un cartel de 'Misión Cumplida' en un portaaviones fue un error", dijo el presidente norteamericano, citado por la cadena de noticias CNN.
Bush asimismo dijo que los abusos cometidos por soldados estadounidenses contra detenidos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, cerca de Bagdad, fueron una "enorme decepción". El mandatario también defendió su decisión de 2007 de enviar 30.000 soldados más a Irak para contener la violencia y estabilizar el país, pero dijo no estar seguro de que la democracia perdure en el país árabe post Saddam.
En otro de los temas, Bush dijo que todavía piensa "mucho" en el huracán Katrina que devastó Nueva Orleáns en 2005, en particular en qué podría haber hecho distinto. "No me digan que la respuesta del gobierno federal fue lenta cuando quedaron 30.000 personas sin techo después de que pasó la tormenta", dijo Bush.
¿Podrían haberse hecho mejor las cosas? Absolutamente. Pero cuando oigo decir que la respuesta federal fue lenta, ¿qué le van a decir a esos conductores de helicópteros o a las 30.000 personas a las que se les voló el techo?" de la noche a la mañana, agregó.
Bush también se refirió al enorme peso que el demócrata Obama, de 47 años, está a punto de experimentar, y describió cómo podría sentirse el 20 de enero cuando ocupe su sillón en el Salón Oval de la Casa Blanca luego de su asunción. "Habrá un momento en que la responsabilidad de un presidente recaerá directamente sobre sus hombros", dijo el presidente.
Bush advirtió también a Obama que sufrirá "decepciones", algunas causadas por sus propios amigos. El presidente dijo que Obama no tardará en enterarse de que hay personas a quienes no le agrada y que oirá críticas.
Bush pareció esforzarse al máximo para verse a sí mismo el 21 de enero, el primer día de su vuelta a casa ya sin su cargo. "Soy una personaldiad Tipo A. No puedo imaginarme, ustedes saben, con el sombrero de paja grande y una camisa hawaiana sentado en alguna playa", dijo Bush. Pero agregó que una estadía en su rancho de Crawford, Texas, con su mujer Laura, no sería una mala idea. "Me levantaré en Crawford el martes a la mañana, quiero decir, el miércoles, y sospecho que haré café para Laura y, ya saben, ir a buscárselo", remató.
Fuente: Télam